miércoles, 18 de julio de 2012

El Athletic se encontró con un escenario y un rival inesperados a estas alturas del verano

A estas alturas del verano y de la pretemporada dos partidos en cinco días, con desplazamientos incluidos, contra rivales que no son precisamente de Segunda B y sin poder contar con los mejores elementos de la plantilla, son muchos incluso para un equipo de Bilbao. Al Athletic le dieron un revolcón en Casablanca, nada trascendente ni que no tenga arreglo pero que da la medida de dónde está ahora mismo el equipo, a falta de dos semanas para su primer partido oficial. Hacía mucho calor y los jugadores se habían bajado del avión horas antes; sus piernas siguen sometidas a ese régimen de sobreexplotación propio de cada pretemporada y les pesan más de la cuenta cuanto les exigen velocidad; no la tienen. A estas alturas se trabajan otras cosas: potencia, fuerza, resistencia...La velocidad llegará más tarde, esperemos que a tiempo pero, de momento, es lo que hay.
Para colmo, el Athletic que viajó con cuerpo de amistoso, se encontró con un escenario y un rival inesperados. Un campo prácticamente lleno de un público entregado que hizo alarde de todas sus habilidades: olés, olas y unos alardes pirotécnicos que en cualquier campo europeo acaban con la clausura del estadio para varios partidos y los responsables en la cárcel. Lógicamente, el rival estuvo a la altura del escenario. El Raja no es un mal equipo aunque en condiciones normales pareció inferior al Athletic, pero su nivel de motivación y sus ganas de agradar estaban varios pisos por encima del nivel de un grupo que se presentó en el campo pensando que aquello iba a ser solo un buen entrenamiento y se encontró con la final de la Champions a casi cuarenta grados de temperatura.
Un penalti inexistente, un fallo de Raúl y otro compartido entre Gurpegui e Iraizoz facilitaron los tres goles de los marroquíes. Marcaron otro, bien anulado por el árbitro y pudieron hacer un par más de haber afinado la puntería. En medio, Toquero acortó distancias con un cabezazo a bocajarro, rematando completamente solo en el área pequeña un buen centro de Ibai Gómez. Pareció entonces que el Athletic despertaba, pero fue solo un amago.
Bielsa repitió punto por punto los pasos que dio en Grenoble cinco días antes. Empezó con el mismo equipo, aunque con Raúl en la portería, e hizo los mismos cambios, casi en los mismos minutos, e idénticos movimientos en la pizarra. Parece que tiene muy claro lo que tiene y lo que busca aunque, de entrada, llama la atención el irregular reparto de minutos, con un jugador como Aurtenetxe que ya ha jugado dos partidos completos y otro como Aduriz que no ha pasado de la hora.
Como ante el Olympique, el segundo tiempo, tras los cambios, fue mejor que el primero lo que ya da una pista. El arranque fue aceptable, con el balón en los pies de los rojiblancos y el partido en el campo del Raja, pero duró poco. En la primera aproximación de los marroquíes, el árbitro castigó con penalti un cruce limpio de Ekiza; una graciosa concesión a la galería, vamos. Metouali lo ejecutó al estilo Panenka, tan de moda últimamente. Corría tan solo el minuto doce.
Cambió por completo el guión del partido. El Athletic, que hasta entonces había hecho un trabajo aseado en el centro del campo, aunque sin asomarse al área contraria, perdió el balón y los papeles. Menos de diez minutos tardó el Raja en hacer el segundo gol. Karrouchy arrancó en el centro del campo y se fue como un avión sorteando a unos cuantos carretones vestidos de rojiblanco. Su remate raso y cruzado parecía destinado a la línea de fondo o a las manos del portero, pero se coló tras tocar en el poste contrario. El gol fue muy parecido al que encajó Raúl ante el Olympique, como si el portero tuviera un problema especial ante esa clase de remate. Si en Grenoble tardó una eternidad en tirarse, en Casablanca pareció hacerlo antes de tiempo y en ambos casos lo hizo con los brazos encogidos.
Iraizoz, Gurpegui, Castillo e Ismael López sustituyeron a Raúl, Ekiza, Iturraspe y Susaeta en el descanso. Gurpegui ocupó el eje de la defensa, Iñigo Pérez se fue al puesto de Iturraspe dejando a Castillo en el lateral e Ibai Gómez se cambió de banda para dejar sitio en la izquierda a Ismael López.
A los tres minutos, Toquero acortó distancias y pareció que el Athletic había vuelto al campo con otra disposición, pero cinco minutos más tarde un error de colocación de Gurpegui y la media salida de Iraizoz facilitaron el tercer gol del Raja. A falta de media hora, Bielsa completó su guión sacando a Aduriz, Markel Etxebarria e Igor Martínez por Toquero, Iraola e Ibai. Para entonces el rival también se había metido de lleno en la dinámica de cambios, por lo que el partido entró en una fase de escasa concreción. Aduriz tuvo el gol en la punta de su bota tras pelear un balón dentro del área, pero el remate se le fue desviado; Ismael López puso un par de centros que ratificaban que lo del partido anterior no fue casualidad y Castillo reivindicó que su condición de lateral específico puede aportar un valor a este equipo.
Al Athletic le tocó sufrir y perder además de pasar calor; una delicia de viaje, vaya, pero nada que no esté previsto en el programa de una pretemporada. Lo bueno es que el equipo lleva dos test de calidad, ante rivales muy exigentes; es lógico que afloren las carencias en forma de errores individuales y colectivos. Lo malo es que restan solo quince días para el primer partido de competición oficial. La duda estriba en si el equipo llegará a tiempo. Este fin de semana nos dará más pistas
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