lunes, 25 de junio de 2012

Sorpresas desde los once metros:
de Panenka a Pirlo, pasando por Cruyff




Hace treinta y cinco años, el 16 de junio de 1977, Checoslovaquia y la República Federal de Alemania, empataban a dos goles en final de la Eurocopa después de los noventa minutos reglamentarios y la consiguiente prórroga. Checoslovaquia había cobrado dos goles de ventaja antes de la media hora de juego, pero Alemania había acortado distancias de inmediato con un gol de Muller y en el minuto 90 Holzenbein marcó el tanto que llevaba la final a la prórroga.
Después de media hora sin goles, la serie de lanzamientos desde el punto de penalti había llegado al definitivo con cuatro goles de los checoslovacos y tres de los alemanes, que habían fallado un disparo. La suerte de la final estaba en las botas del último lanzador de Checoslovaquia. Antonin Panenka engañó al portero alemán Sepp Maier y marcó el quinto y decisivo lanzamiento de penalti que daba el título de campeón de Europa a su país. El engaño fue completamente novedoso y constituyó un hito que ha perdurado hasta ahora. Pelé había inventado años antes la paradinha, pero esto era totalmente nuevo. Tenía además el mérito añadido de las circunstancias que rodeaban el hecho: el momento decisivo de una final continental y la presencia bajo los palos de un Sepp Maier que era toda una autoridad mundial en la portería.
Desde aquel mágico instante en Belgrado, el penalti lanzado con suavidad al centro de la portería, engañando a un portero que espera un lanzamiento duro y esquinado, se conoce como el penalti de Panenka. La suerte quedó bautizada para siempre con el nombre del jugador que la inventó, quien, según cuentan, desde entonces nunca más ha vuelto a pagar una cerveza en ningún bar de su país, invitado como está a perpetuidad por aquella ocurrencia que valió un título europeo. El nombre de Antonin Panenka, que ya antes de su célebre penalti gastaba fama de excéntrico, quedó así grabado para la historia del fútbol.
Aquel acontecimiento se está recordando ahora con profusión al hilo del lanzamiento del italiano Pirlo en la eliminatoria contra Inglaterra. Puede decirse que el arrojo del jugador emulando a Panenka sirvió para cambiar la suerte de la seria. Italia estaba por debajo cuando Pirlo burló Hart, y el impacto anímico fue tal que los ingleses fallaron los dos siguientes lanzamientos mientras que los italianos los transformaban decidiendo la eliminatoria.
Pero si el penalti al estilo Panenka conjuga belleza y riesgo en la ejecución, (Cristiano Ronaldo hizo el ridículo cuando falló ante Iraizoz en San Mamés), hay otra suerte que se ha repetido mucho menos, cuya autoría cabe atribuir al genial Johan Cruyff. Aprovechando que el Reglamento no acota cómo hay que tirar los penaltis, Cruyff optó por pasar a un compañero para volver a recibir en boca de gol. Transformar una ejecución directa con todas las ventajas para el ejecutante, en una jugada de dos pases, requiere de grandes dosis y atrevimiento pero sobre todo, de imaginación, de pensar constantemente en el juego tratando de descubrir nuevos resquicios para sorprender al rival, aunque en este caso hay que matizar que cuando se produjo aquel penalti el Ajax ya ganaba 5-0 ante un rival intrascendente de la Liga holandesa.
Pelé o Panenka tuvieron un momento de inspiración o un instante de locura cuando se dirigían al balón; Cruyff lo pensó antes, se lo explicó a un compañero y, posiblemente, lo ensayó en privado. A los genios, la inspiración siempre les pilla trabajando.
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2 comentarios:

michelle dijo...

MErecidisimo homenaje a un crack total, grande ANDREA!!!!

Anónimo dijo...

Para mi el Panenkazo mas espectacular es aquel penalty que tiro Ezquerro en un partido contra el atletico de Madrid, en inferioridad numerica, en una noche infernal en la que no falto ni el pedrisco.