martes, 15 de mayo de 2012

Un balance liguero negativo pero con atenuantes

Marcelo Bielsa no se suele andar por las ramas a la hora de la autocrítica y nada más terminar el partido ante el Levante no necesitó que nadie le preguntara para desgranar una serie de cuestiones que a su juicio han determinado que el Athletic acabe la Liga con un balance negativo. Al técnico le duelen los puntos que su equipo se ha ido dejando ante equipos que no han sido superiores ni en el momento concreto de su partido contra los rojiblancos ni en el cómputo general de su actuación a lo largo de la temporada. Seguro que el rosarino ha echado un vistazo a la estadística. El Athletic ha quedado situado en la mitad exacta de la tabla. Pues bien, de los veinte partidos que ha disputado contra los diez equipos que le siguen, solo ha podido ganar cinco: los dos contra la Real y uno de los disputados con el Racing, el Zaragoza y el Rayo Vallecano. Una sola victoria contra los tres equipos descendidos dice mucho de los problemas que ha tenido el Athletic con los equipos más modestos.
Los pequeños detalles han dañado decisivamente al Athletic este año porque le han hecho perder muchos puntos a última hora o en jugadas aisladas y porque prácticamente nunca le han favorecido. Se recuerdan varios desastres rojiblancos en el último minuto pero no hay memoria de algún partido del que pueda decirse que la fortuna inclinó del lado de los leones.
Dice Bielsa que su equipo debió terminar en el puesto quinto o sexto, lo que significa que debió sumar al menos seis u ocho puntos más de los 49 en los que se ha parado su casillero. No es un cálculo exagerado el del técnico. Podría encontrarse incluso algún punto más entre esos perdidos con tanta profusión en algunas fases de la competición.
El Athletic ha acabado exactamente en la mitad de la tabla, décimo, con doce victorias, trece empates y trece derrotas. Los números establecen una simetría casi perfecta entre lo logrado en San Mamés y lo sumado de viaje. Ocho victorias, siete empates y cuatro derrotas en casa contra cuatro victorias, seis empates y nueve derrotas a domicilio. Hay más estadísticas que colocan a los rojiblancos en el centro de la tabla. Han sido los octavos máximos goleadores y hacen el número doce en la lista de goleados.
Pero una cosa son los números y otra su interpretación y es aquí donde caben los matices. Puede decirse que el Athletic ha arrojado a la basura la cuarta parte de la competición, acabándola como empezó. Si en los cinco primeros partidos de la temporada sumó tan solo dos puntos (empates en San Mamés ante Rayo y Villarreal), en los cinco últimos solo ha conseguido sumar uno, (el empate en casa ante el Getafe). Cinco partidos al inicio y cinco al final suman diez del total de 38 que completan la temporada. Algo más del 25 por ciento, treinta puntos disputados de los que los leones solo sumaron tres.
El asunto no es casual ni debe sospecharse de su lectura ninguna intención de retorcer la estadística para darle un sesgo favorable. Que al Athletic le costara arrancar y tardara cinco jornadas en hacerlo tiene una explicación en el tremendo cambio de estilo en el que se embarcó el equipo de la mano de Bielsa en apenas dos meses de trabajo. Recuérdese que el técnico llegó a Lezama la segunda semana de julio y que se incorporó a una pretemporada que ya estaba diseñada por sus antecesores. El primer partido amistoso lo jugaron los rojiblancos en Alzira el 20 de julio, y apenas un mes más tarde, el 18 de agosto, entraron en competición recibiendo al Trabzonsport en San Mamés. Diez días después empezó la Liga. Es prudente pensar que un cambio tan brutal como el operado en el Athletic en los conceptos más básicos del juego, requería algo más de tiempo. Fueron cinco partidos de Liga en los que cada pérdida de balón se convertía en una ocasión para el rival, cinco partidos en los que la duda martirizó al equipo y a su entorno. Establecer si esa duda fuera razonable o estuviera sembrada de buena o de mala fe, daría lugar a otro análisis.
Aquellos cinco primeros partidos lastraron el devenir del equipo durante bastante tiempo. De hecho, siempre se han echado en falta bastantes de los puntos que no se sumaron entonces. Y pese a ese hándicap, el Athletic llegó a alcanzar hasta la cuarta plaza en alguna jornada.
La historia se ha repetido en los cinco últimos partidos de Liga e incluso ha sido peor porque el Athletic solo ha sumado un punto, ha sido incapaz de hacer un solo gol y ha sufrido algunos marcadores exagerados. La influencia de la final de la UEL es evidente en este caso. El Athletic no ha vuelto a ganar un partido ni a marcar un gol desde que eliminó al Sporting de Portugal. La certeza de disputar la final europea ejerció un influjo decisivo en el plan de trabajo del técnico. De contar prácticamente con un grupo de doce o trece jugadores a tiempo completo, pasó a dar descanso a los hasta entonces intocables, entrando en una dinámica de rotaciones insólita hasta la fecha. El resultado fue una pérdida de competitividad acentuada cada jornada que pasaba a medida que se alejaban los puestos europeos de la tabla.
Digamos que por unas cosas u otras el Athletic ha disputado de verdad una Liga de 28 partidos en los que en general ha acreditado un rendimiento notable, con algún altibajo provocado casi siempre por la interferencia de las eliminatorias de Copa y de Europa League. Esos 28 partidos no le han alcanzado para sumar los puntos suficientes para optar a puestos en la zona noble de la tabla.
Por el contrario los 62 partidos que en realidad se han acumulado en las piernas de los jugadores sí que han acabado pasando factura en forma de un decaimiento paulatino del nivel de juego. El Athletic deslumbró en noviembre con aquellos partidos contra el Barcelona y el Sevilla, mantuvo su nivel a lo largo de los meses de diciembre, enero y febrero en un durísimo régimen de dos partidos a la semana, y alcanzó su momento cumbre en el mes de marzo con las eliminatorias ante el Manchester United y el Schalke 04. El partido de vuelta contra los alemanes fue algo así como el canto del cisne de los rojiblancos, quienes no han vuelto a alcanzar aquella excelencia en el juego. La eliminatoria contra el Sporting de Portugal se resolvió con otros argumentos y en la Liga el declive ha sido patente hasta llegar al último partido ante el Levante. En los últimos encuentros, el equipo ha vuelto a sus orígenes, aquellos en los que no veía puerta y sus fallos propiciaban los goles de los rivales. La falta de frescura en las piernas ha obnubilado las mentes.
El décimo puesto desluce una temporada presidida por la ilusión que ha despertado el excelente nivel de fútbol del equipo, su ambición desmedida y sus desconocidas maneras de interpretar el juego. Tuvo a su alcance conseguir una posición más lucida o incluso el premio del acceso a la Champions League, pero finalmente no lo pudo abarcar todo. Hablar de injusticia cuando se trata de una competición de regularidad no parece lo más apropiado. Es verdad que al equipo le ha faltado esa pizca de fortuna no ya para sumar, sino simplemente para no restar en momentos determinados, pero nueve meses de competición suelen establecer una clasificación muy coincidente con los méritos contraídos por cada uno de los participantes. Alcanzar la final en dos de los tres torneos disputados, y protagonizar algunas grandes tardes de fútbol en el tercero, donde siempre, salvo al comienzo, el equipo ha transitado con holgura, arroja un balance general que cabe calificar como notable. Si a Bielsa le ha quedado la espina de un arqueo negativo en la Liga, el Athletic estará encantado de ofrecerle una oportunidad de resarcirse la próxima temporada. En su mano está.
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5 comentarios:

Gontzal dijo...

El Athletic estará encantado de ofrecerle una oportunidad... y obligado a darle medios adicionales para que la plantilla sea más competitiva.

Con algún retoque, con mayor conocimiento de los jugadores y de la Liga soy optimista de cara al año que viene.

Sólo me preocupa el cansancio que puedan acumular para 2012-2013 los futbolistas que sean internacionales.

Josu O. dijo...

Está claro que los números cantan pero creo que el décimo puesto no hace justicia ni al juego ni al trabajo realizado.

Jugar tres competiciones con doce jugadores tiene estas cosas. No he entendido porque Don Marcelo no ha dado más minutos a algunos jugadores poco a poco durante el año y no enmarronarlos a todos al final.

Quizás un jugador "más flojo" entre diez no se note tanto pero cuatro o cinco se notan un montón. Y si encima cambiamos de posición a los supuestamente titulares pues,... pasa lo que pasa.

Parece estar claro que para el próximo año hacen falta refuerzos.

Y también que Don Marcelo se merece otra oportunidad no solo por lo que ha hecho crecer al equipo sino también por los valores personales que emana y que casan con nuestra idiosincrasia, filosofía o como le queramos llamar.

No voy a poner nombres pero a mi no me gustaría ver en el banquillo de San Mamés, ni corriendo por Lezama, bronceados entrenadores engominados y entrajetados que vuelvan locos a los jugadores con sus ruedas de prensa de cantos de sirena. Prefiero a PERSONAS (si, con mayúscula no se me han clavado las teclas) que no les importa salir al campo con un horrendo chandal gris pero que creen en lo que hacen y muestran a chavalines de veinte años cúal es el camino.

Por eso, a pesar de todo, ¡¡BRAVO Don Marcelo!!

Iñaki Murua dijo...

En casi todo de acuerdo, Josu pero lo del chandal gris no es culpa de Marcelo, sino de algún lumbreras (o más de uno) supuesto diseñador (o diseñadora) que parece que trabaja para la competencia. Y para un día que nos aparece con una elegante sudadera negra en Bucarest pasa lo que pasa...

Al final creo que tenemos esa diferencia entre lo cuantitativo (puntos) y cualitativo (sensaciones). Y no todo en el fútbol, como en otros campos, son números y estadísticas. ¿Quién decía aquello del estado de ánimo?

Juan Carlos Latxaga dijo...

Gontzal, parece claro que de cara al año que viene hace falta algún refuerzo para ganar capacidad de maniobra en el banquillo. En cuanto a los internacionales, Busquets ya ha dado una pista. A ver si alguno la coge.
He visto en otro sitio que la brillante política económica de Angelita Merkel empieza a afectarte. Un abrazo solidario y ya sabes, aquí estamos.
Josu, Bielsa nos ha dado una lección de personalidad y de ser buena gente. Por referirme a lo más cercano obviando otras cosas, lo de rechazar una habitación de 1.000 euros noche en Bucarest me ha conmovido por dos razones: por su gesto y porque en el club haya alguien capaz de reservar una habitación de 1.000 euros/noche.
Iñaki, en efecto, el chandall solo puede ser obra de la escuela de diseño que ha alumbrado la ropa que van a llevar los olímpicos/as hispanos en Londres. ¡Madre del amor hermoso!

Gontzal dijo...

;-)