martes, 7 de febrero de 2012

Hoy es el día

Ha llegado el día y será un día muy largo, gracias a la servidumbre que imponen las televisiones al fútbol. Las diez de la noche es prime time para la televisión de este país (lo que describe bastante bien a este país y a su paisajane) pero nunca ha sido un horario futbolístico, y menos para los partidos que se juegan entre semana. Hasta hace relativamente poco, cuando los clubes eran libres para decidir sus horarios, solo el Valencia acostumbraba a jugar a las diez y media de la noche los sábados de determinadas épocas el año, el inicio del otoño y en primavera, sobre todo. Cada club maniobraba en función de las características y hábitos de su masa social. Así, el Athletic jugaba indefectiblemente a las ocho y cuarto, para dar tiempo a llegar al campo a los numerosos socios que trabajan en el sector del comercio.
Pero habrá que esperar hasta las diez de la noche para que el Athletic de el último paso que le separa de la final. Tiene un punto esquizofrénico el estado de ánimo de la afición rojiblanca. Nadie duda de que su equipo estará en la final, y ya hay hasta quien ha concretado sus planes para estar allí en forma de reserva de hotel o petición de permiso en el trabajo pero, al mismo tiempo, es imposible alejar de la mente ese puntito de inquietud que provoca la incertudumbre inherente a cualquier juego, y el fútbol lo es.
Hace casi medio siglo, un reputado periodista deportivo argentino, Dante Panzeri, definió el fútbol como la dinámica de lo impensado. Difícilmente se puede resumir mejor este deporte en tan corto enunciado. Esa dinámica de lo impensado hace tan grande este juego y mantiene el interés de las masas más allá de los noventa minutos. Es tan grande la probabilidad de que ocurra lo impensado, que puede suceder incluso fuera del límite de los noventa minutos, como ocurrió en San Mamés el sábado ante el Espanyol. Al Athletic le toca hacer el trabajo para que esta noche, todo suceda de acuerdo con el guión previsto, sin dar la mínima oportunidad al azar o a la casualidad para que se produzca lo impensado.
También hay quien cita con aversión a un árbitro históricamente nefasto para el Athletic, especulando con una de esas decisiones incomprensibles que suelen condicionar fatalmente un partido. En algunas pesadillas de los hinchas rojiblancos aparece la figura de Undiano Mallenco blandiendo una tarjeta roja ante la cara de un jugador del Athletic; en otras, el colegiado navarro señala con su dedo índice el punto de penalti del área de Iraizoz. Los más aprensivos han soñado ambas escenas en el minuto diez de la misma pesadilla, y se despiertan bañados en sudor frío mientras retumban en sus mentes las palabras fatídicas: penalti y expulsión.
Pero seamos lo suficientemente racionales para soñar con los ojos abiertos. El Athletic regresó con un 0-1 de Oviedo y en el partido de vuelta San Mamés registró una de esas tristes entradas propias de los partidos intrascendentes. De Albacete se volvió con un peor resultado, empate a cero, y todas las conversaciones giraban en torno a la identidad del siguiente rival: Mallorca o Real Sociedad. Ante el equipo de Caparrós el 2-0 de partido de la catedral no garantizaba casi nada para la vuelta, pero los aficionados cruzaban los dedos para que el Mirandés siguiera protagonizando sorpresas y apartara al Espanyol del camino. Ahora quedan noventa minutos con 1-2 a favor. El equipo burgalés tendría que marcar dos goles en San Mamés y quedarse a cero el Athletic, un resultado que no se ha dado en toda la temporada ante rivales de mucho mayor empaque. Incluso en el fútbol hay sido para la lógica y ésta dice que los de Bielsa están en el escenario soñado.
San Mamés se llenará y se vivirá el ambiente de las grandes noches, porque no todas las noches se juega una semifinal de Copa, al margen de cuál sea la entidad del rival. No hace falta que nadie prepare nada para que la afición esté con el equipo al máximo, como lo está en las ocasiones especiales. Los entusiasmos organizados de antemano y las alegrías programadas, no son ni entusiasmos, ni alegrías. La parroquia de la catedral tiene la suficiente experiencia en estas cosas como para saber comportarse como la ocasión lo requiere.
Hace tres años al Athletic le tocó protagonizar la gesta de voltearle el marcador a un excelente Sevilla. Esta noche el argumento es exactamente el contrario. Se trata de asumir el papel de favoritos y de imponer en el marcador la superioridad que ya se puso de manifiesto en el partido de ida. Hace tres años fue la épica, esta noche debe ser la eficacia. Los dos caminos son igualmente válidos. Ambos desembocan en la final. Hoy es el día que debe preceder a una gran noche.
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5 comentarios:

Gontzal dijo...

Tranquilidad, acierto en los pases, mantener posesión y acertar cara a puerta. Que la tensión y el nervio queden en la grada y la sangre fría en el campo.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Ante todo, mucha calma. Ja, ja. Al final Pouso y Tele 5 van a acabar por ponernos nerviosos

Gustavo Avila dijo...

La concatenación de eventos favorece al Athletic.

El agrio empate del sábado por parte de un Espanyol eliminado por el Mirandés, fue una lección muy oportuna para este joven equipo.

Saludos

scasi dijo...

Me da un poco de respeto Undiano....

Pero en este tipo de partidos siempre suelen tirar en las jugadas decisivas hacia el equipo grande.....

Esperemos que todo vaya por su cauce natural y vivamos una noche de alegría.....

Es un día de jugadores más que de técnico...tienen que imponer su jerarquía.....

Juan Carlos Latxaga dijo...

Gracias por el buen augurio Gustavo, ya sabes que en esto del fútbol siempre puede pasar cualquier cosa, pero espero que los astros nos sean favorables.
¿Sólo un poco de respeto Undiano, Scasi? Ha pitado al Athletic en 27 partidos y solo hemos ganado 5 y empatado 8. En Copa uno ganado y dos perdidos. Yo también espero que todo vaya por su cauce natural, pero los antecedentes de este árbitro son, ¿cómo lo diría yo?, ¿escalofriantes?