martes, 17 de enero de 2012

Los números avalan el proyecto

Este proyecto se merece un voto de confianza. Así titulé el post que escribí inmediatamente después de que el Athletic cayera en el campo del Málaga. El equipo había empezado la Liga empatando en casa ante el recién ascendido Rayo Vallecano, cayó derrotado en Cornellá ante el Espanyol y tocó fondó de nuevo en San Mamés, derrotado por el Betis. Málaga había sido la siguiente estación de penitencia y los marcadores negativos se superponían a la resaca electoral. Con un solo punto en cuatro partidos el pelotón de agraviados se sentía fortalecido en sus argumentos en defensa del continuismo. Ni siquiera la victoria a domicilio ante el Slovan en el debut europeo le alcanzaba entonces a Bielsa para tratar de explicar su proyecto. No importaba que el equipo estuviera empezando a enseñar algunas de sus potencialidades, que su fútbol fuera sugerente aunque llegara en pequeñas dosis todavía; los errores eran más que los aciertos, los ensayos del técnico con la alineación se esgrimían como prueba de su desconocimiento, cuando no de su incompetencia, y se añoraba como imprescindibles a jugadores descartados que apenas habían jugado un rato en el primer equipo. Aquel post se publicó el 22 de septiembre. Desde entonces el Athletic no ha vuelto a perder lejos de San Mamés, si nos olvidamos del intrascendente partido de París. De hecho, desde entonces el Athletic solo ha perdido una vez: ante el Granada en San Mamés, un partido que debió no solo ganar, sino resolver por goleada.
Poco a poco los críticos se han ido quedando sin argumentos y los nostálgicos empiezan a olvidar y a disfrutar del presente. Aquel proyecto que merecía entonces un voto de confianza, está avalado ahora por unos números indiscutibles pero, incluso por encima de los datos fríos, el aficionado medio, ese que solo quiere ver ganar a su equipo y disfrutar con su juego, que está al margen de cualquier otro interés, oscuro o declarado, ya ha visto con claridad meridiana lo que este proyecto le puede ofrecer. Llegarán nuevas derrotas y habrá momentos para la duda, pero el partido del pasado domingo ante el Levante marcó una línea de no retorno. Hubo pasión el día del Barcelona, y regocijo íntimo ante el televisor en la victoria de Sevilla. Frente al Levante estalló la fiesta colectiva en San Mamés. Una y otra vez, con una frecuencia espectacular, los rojiblancos trenzaron jugadas, crearon ocasiones, demostraron atrevimiento levantando las ovaciones de un público entregado a un fútbol bello y ambicioso que enlaza directamente con la tradición más acendrada del Athletic, ese equipo al asalto del área rival, que busca la portería contraria hasta el último aliento.
Pero vayamos a los números. A falta del partido contra el Real Madrid para cerrar la primera vuelta, el Athletic ocupa la quinta posición en la tabla con veintiséis puntos, dieciséis ganados en casa y diez fuera, a cuatro de la última plaza para la Champions que todavía ocupa el Levante. El Athletic ha ganado seis partidos, cuatro en casa y dos fuera, ha empatado ocho, con idéntico registro como local y como visitante, y ha perdido cuatro, tres el mes de septiembre y uno en diciembre ante el Granada, también igualando registros en derrotas como local, Betis y Granada, y visitante, Espanyol y Málaga.
Hay otros datos que desmienten en parte la impresión general que ha dejado este equipo a lo largo del primer tramo de la competición. Se ha venido hablando de un conjunto al que le cuesta un mundo hacer goles y que padece de unas lagunas defensivas alarmantes. Pues bien, ese equipo es el cuarto más realizador del campeonato ostensiblemente por detrás de Real Madrid y Barcelona, pero a solo dos dianas de los 28 tantos que acredita el Valencia. Y es el tercer equipo menos goleado, empatado a diecinueve goles encajados con Valencia y Sevilla, ocho más que el Barcelona y tan solo dos más que el Real Madrid.
Es cierto que el Athletic se ha dejado en el camino un número escandoloso de ocasiones falladas, que le hubieran podido dar un buen puñado de puntos, pero también es verdad que ha sido la mejoría defensiva la que le ha permitido catapultarse en la tabla. De los diecinueve goles encajados, doce llegaron los meses de septiembre y octubre. Iraizoz ha mantenido su puerta a cero en los cinco partidos que lleva disputados entre Liga y Copa en 2012. Aquel pánico colectivo que desataba cualquier pérdida de balón, ha quedado en el olvido. El sistema está rodado, los jugadores conocen mejor sus tareas y, sobre todo, el eje de la defensa con Javi Martínez y Amorebieta se está destapando como una de las mejores parejas del campeonato.
Queda por comprobar cómo responderá una plantilla corta y muy exigida a medida que avance el campeonato y se acumulen partidos en las piernas. Antes de Navidad el equipo pareció algo falto de chispa, que ha recuperado con creces en las dos semanas de parón. Habría que saber si esa bajada en el rendimiento obedeció a la acumulación de partidos, a un calendario de entrenamientos programado a propósito o a otras circunstancias. Son datos en manos del cuerpo técnico. Consciente de la exigencia física que conlleva su sistema, Bielsa ha concedido siempre una extraordinaria importancia a la preparación de ese aspecto y ha delegado a lo largo de su carrera en técnicos de primera línea. No se tienen noticias de que ninguno de sus equipos decayera en lo físico y no hay razón para temer que lo vaya a hacer un grupo que, como el Athletic, atesora juventud y muchos años de trabajo previo en Lezama. Al contrario, hay razones sobradas para la ilusión a la vista del evidente crecimiento que está experimentando el grupo.
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