jueves, 19 de enero de 2012

Esto tiene buena pinta

Todo ocurrió según el guión previsto. El Athletic y el Mallorca salieron a hacer el fútbol que practican habitualmente. Unos a tocar, a jugar y a mirar a la porteria contraria; los otros a aguantar, a cerrar, a emboscar y a tratar de sorprender. Durante algunos minutos pareció que el plan de los otros se podía imponer. Iraizoz se tuvo que emplear a fondo para repeler dos duros remates y en otra oportunidad el balón pasó de largo por su área pequeña sin encontrar rematador. En el otro lado, el buen trato al balón, la paciencia, el atrevimiento para buscar el resquicio en medio de la maleza, no encontraba premio. El portero despejó casi sin querer un remate de Llorente, Herrera disparó duro pero diez centímetros desviado de la base del poste y De Marcos no acertó por dos veces a centrar en condiciones para culminar buenas combinaciones de Susaeta y Herrera. Lo consiguió a la tercera y puso el balón en la cabeza de Llorente para que éste lo alojara en las mallas. Antes de que se llegara a la mitad de la representación el chico bueno ya ganaba al villano y el final feliz se adivinaba por encima del suspense.
Bielsa suele referirse al reglamento como una herramienta a utilizar para mejorar el juego; Caparrós prefiere elucubrar con eso que se ha dado en llamar el otro fútbol, un concepto que todo el mundo entiende pese a que parezca tan difuso. Antes del descanso el Mallorca ya había cometido más de una docena de faltas señaladas por el árbitro mientras que sobraban los dedos de una mano para contar las del Athletic. No deja de ser una concepción utilitaria del reglamento, siempre que haya un árbitro que lo permita. González González es uno de esos colegiados que se saben la norma pero desconocen el juego. El error de su ayudante, anulando el tercer gol a Susaeta por un fuera de juego inexistente, con ser muy grave por su influencia en el resultado, es más comprensible que el criterio que empleó el árbitro en el aspecto disciplinario de su actuación. Se comportó como un marciano que hubiera llegado dos horas antes a la tierra, desconocedor absoluto de las características de los jugadores y de las intenciones de los equipos, pretendiendo repartir justicia por igual a dos grupos que no tenían el mismo comportamiento.
Si una virtud tuvo el Athletic fue su capacidad para mantener la cabeza fría y no perder la paciencia durante los largos minutos en los que le costó hincar el diente a la poblada defensa de un Mallorca que siempre dejaba descolgado a alguien con la caña preparada, lo que obligaba al Athletic a mantener la cautela. Lo de los rojiblancos fue un trabajo de demolición llevado a cabo con sistema y con perseverancia. Hace tiempo que el público de San Mamés ha entendido qué es lo que pretende su equipo y donde antes había murmullos y gestos de desaprobación cuando el balón viajaba en dirección contraria a la portería rival, ahora son aplausos de reconocimiento a la inteligencia de unos jugadores que si no encuentran el camino por un lado, dan varios pasos atrás para buscarlo por el otro.
El fútbol es tan especial que contradice hasta los principios más sólidamente asentados en la mente humana. Así, el rectángulo de juego es el único espacio del mundo donde la línea recta no siempre es el camino más corto entre dos puntos. En fútbol el rodeo, la línea quebrada, son muchas veces atajos hacia la portería contraria, aunque a primera vista pueda parecer lo contrario. Así llegó el primer gol, cuando Herrera abrió para que De Marcos levantara un centro preciso a la cabeza de Llorente. En el fondo fue una triangulación de las tantas que hace el Athletic a lo largo de todos los partidos, solo que dos de sus lados se dibujaron dentro del área.
El gol no alteró el guión. Dio la impresión de que el Mallorca daba por buena la derrota mínima, con la que seguía dentro del partido y de la eliminatoria. Si se hubiera tratado de un partido de Liga, el tanto hubiera cambiado el escenario. Pero en la Copa la eliminatoria dura 180 minutos por lo menos, y las valoraciones son distintas. El Mallorca no se abrió, se diría que, al contrario, extremó las precaciones ante un rival crecido con la ventaja y convencido de que estaba transitando por el camino adecuado, el que lleva a la semifinal.
Un lujo de Susaeta llevándose el balón de espuela precedió al gol de Muniain, un tanto que resume todas las contradiciones que encierra este juego. Si alguien conoce a este equipo ese es Caparrós, si alguien preparó hasta el detalle más nimio para frenarlo, ese es el técnico utrerano. Marcajes, posicionamiento, ayudas, todo estaba previsto, pero fue el más pequeño y metió un gol de cabeza, un gol que llevaba buscando con ansiedad desde hacía tiempo y que se le venía negando precisamente porque el deseo le cegaba en el último instante.
Ahora, el partido y la eliminatoria ya estaban donde el Athletic quería y el Mallorca no tuvo más remedio que abrirse. Y ahí apareció un Athletic nuevo, un equipo sensato y con oficio, sólido le llamó su entrenador, capaz de manejar la pelota con solvencia en el tiempo y en el espacio, dominador siempre de la situación a la espera de asestar el golpe de gracia. El Mallorca solo pudo inquietarle a balón parado, recurso de los que no tienen más producción; poca cosa para un equipo que se siente cada vez más seguro y convencido de lo que hace.
Esto tiene buena pinta, muy buena pinta, y esto no es solo una eliminatoria en la que el Athletic ha avanzado mucho pero en la que tendrá que seguir trabajando otros noventa minutos. Tiene buena pinta el equipo, que sin dar un gran espectáculo como el día del Levante, se mostró más sólido, más hecho, ante un rival que le planteo problemas que hasta ahora no había sabido resolver. Los cerrojos se rompen con paciencia, con insistencia, con convicción en lo que uno está haciendo. Los de Bielsa demostraron que también se saben esa lección. Tiene buena pinta San Mamés, otra vez casi lleno y entregado a su equipo, cada vez más convencida la grada y cada vez más predispuesta a disfrutar del fútbol. Tiene buena pinta en definitiva el futuro. Este Athletic es un equipo que mejora de semana en semana, solvente, ahí están sus números, una gozosa realidad que apunta a un futuro ilusionante.
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2 comentarios:

Gontzal dijo...

Arbitraje mezquino. Cuando usábamos el reglamento para sacar partido nos freían a tarjetas. Ahora que hacemos lo contrario no nos protegen. Espero que no necesitemos de ese tercer gol que nos anuló González a instancias de Rubio Palomino (manda narices...)

El juego bien, no me quejo, sin brillo porque el Mallorca lo impidió pero con capacidad de superar a un equipo que venía a no jugar. Bien Gorka.

Brillante Iturraspe, por fin, grande de Marcos y me gustó mucho, y es noticia, Susaeta.

Me quedan las dudas de si no hubiese sido bueno hacer los cambios antes, aunque a Bielsa le da miedo el tiempo que tardan los jugadores de refresco en tener la tensión del resto en ese tipo de partidos.

Esto marcha bien, muy bien. En todos los ámbitos, además. Me dicen que la renovación de Llorente está cercana, gran noticia.

Aunque lo del Bernabéu es lo menos importante ahora, a ver qué pasa. Tiemblo ante Mateu Lahoz y espero que no paguemos los platos rotos de la crisis madridista.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Yo creo que los cambios estuvieron bien. Uno obligado y los otros dos más o menos en la línea de Bielsa, que ya vemos que no le gusta tocar el equipo cuando no es necesario, aunque no le suele temblar la mano cuando ve algo que no funciona.
A ver si tus fuentes son buenas y es verdad eso de la renovación.
Y en el Bernabéu, pues bueno, habrá que ver qué efecto tiene la maceración mediática a la que ya están sometiendo los medios a Mourinho y su gang