viernes, 23 de septiembre de 2011

Los críticos, criticados

En el post de ayer Urtzi Jaureguibeitia hacía una aportación realmente interesante, sobre la que merece la pena reflexionar. Tras manifestarse harto del tema de las elecciones, se declara votante de García Macua y proclama:
No haber votado a Urrutia también me da derecho a hablar sobre el Athletic en términos deportivos sin ser faltón ni tener dobles intenciones
Urtzi pone el acento en una cuestión que requiere un análisis: la crítica a los críticos. Es un viejo mecanismo de autodefensa muy propio de la condición humana éste de criticar al crítico, de tratar de encontrar una razón oculta y casi siempre turbia en el juicio adverso. Se habla siempre de las presuntas bondades de la crítica constructiva, pero en general las críticas suelen tender a la destrucción. Criticar al crítico o atribuirle intenciones perversas es una forma de desautorizarle, de quitarle la razón. Se trata de mover el foco para que el crítico se convierta en criticado. Azkuna lo acaba de hacer en el asunto de Kukutza. El alcalde no perdió el tiempo en analizar el conflicto entre el derecho a la propiedad privada y el derecho de un colectivo más o menos amplio a hacer uso de unos bienes que estaban en estado de abandono. Tampoco se entretuvo demasiado en calibrar la proporcionalidad del empleo de la fuerza de la Ertzaintza. Se limitó a afirmar que tras Kukutza está Bildu, y mencionó la kale borroka. Ante buena parte de la opinión pública, el alcalde mató tres pájaros de un tiro. Sin despeinarse.
Pero volvamos al Athletic. Tiene razón Urtzi Jaureguibeitia cuando reclama su derecho a la crítica por encima de la elección de su papeleta en las urnas. Sería perverso que ahora se desautorizara a quien se queja de ver a Javi Martínez de central o a Aurtenetxe en el banquillo, acusándole de ser un resentido votante de García Macua (o de ser de Bildu). Sería atentar contra la lógica más elemental sostener que todos los votantes de Garcia Macua están indignados viendo a De Marcos de lateral y que todos los votantes de Urrutia están convencidos de que Javi Martínez es un magnífico central. Del mismo modo, no será difícil encontrar votantes del bando perdedor que se alegraron sinceramente de la victoria en Bratislava, y votantes del actual presidente que salieron deprimidos de San Mamés tras el partido contra el Betis. Pero tampoco vamos a pecar de ingenuos a estas alturas del partido. A nadie se le puede negar el derecho a la crítica, incluso a la crítica irracional, allá cada cual con sus neuronas, pero no parece de recibo silbar al equipo en el minuto seis de un partido en San Mamés.
Se puede afirmar, sin temor a equivocarnos demasiado, que la afición del Athletic se encuentra actualmente dividida entre los que no admiten la crítica a Bielsa y los que criticándolo, recuerdan a los primeros que fueron ellos los que se pasaron cuatro años censurando a Caparrós, que es otra forma más elaborada de autodefensa ante la crítica, es decir, no me reproches ahora lo que tú hiciste antes, o sea una versión avanzada del clásico, 'y tú más'. Espero y deseo que haya una tercera facción y que, además, sea la mayoritaria, formada por quienes siguen viendo los partidos del Athletic con el único interés de ver ganar al equipo o al menos, verle jugar bien, que se alegran cuando gana y se cabrean cuando pierde.
En estas disquisiciones estaba mientras le daba al botón del mando a distancia cuando, de pronto, pillé al vuelo la figura de un Eduardo Velasco tronante cual Moisés enarbolando las Tablas de la Ley, advirtiendo a Urrutia de las calamidades que le sobrevendrían al Athletic en el caso de que la actual directiva cuestionara las cuentas de sus predecesores en la próxima Asamblea de Compromisarios. Lo que viene a continuación es una transcripción cuasi literal de lo que decía Velasco con la mirada fija en la cámara: "No toquen las cuentas. No las cambien ni reformulen lo presentado y auditado por la anterior directiva. Si lo hacen, están a la espera más de siete mil socios y la fractura social será tremenda". Por un momento, me recordó a aquel columnista de un pequeño periódico español de provincias, cuyo nombre no viene al caso, que escribía furibundo: 'Le advierto a usted señor Eisenhower...'
Cuando el bueno de Beti Duñabeitia proclamó aquello tan celebrado de un socio,un voto, ni siquiera podía imaginar que más de treinta años después, alguien añadiría una coda a su máxima para convertirla en 'un socio, un voto, un soldado al servicio incondicional del candidato de turno'. Con su admonición Velasco negaba directamente a Urrutia no solo su derecho, sino su obligación de revisar al detalle el estado financiero del club, estado financiero sobre el que, por cierto, tiene que basar su propio proyecto económico,que no será el mismo si parte de más diez, o de menos diez, por poner una cifra.
Velasco se refería, al parecer, a los siete mil aficionados que ostentan actualmente la condición de Socio Barria, un extraño limbo, sin apoyo estatutario, donde esperan el paso al reino de los cielos del nuevo San Mamés, quienes habiendo abonado su entrada para adquirir la condición de socio, siguen sin serlo de pleno derecho. Una hipotética reformulación de las cuentas del club (en ETB daban el dato de un déficit de 10.000.000 de euros frente al superavit anunciado en su día por García Macua), podría tener, según el comentarista una incidencia en la suerte de esos siete mil aficionados, hipótesis, por otra parte, poco probable, al margen de para qué se haya destinado el dinero que llegó a las arcas de Ibaigane en concepto de cuotas de ingreso de nuevos socios. Continuando con el razonamiento expuesto más arriba, estoy seguro de que ni la inmensa mayoría de los votantes de García Macua depositaron su papeleta convencidos de que su gesto no comportaba una declaración de adhesión inquebrantable al candidato, ni los Socios Barria depositaron su cuota de ingreso y su confianza en un único presidente, sino en el club. Confieso que desconozco a qué intereses pueden servir discursos tan maniqueos como el referido, ni tan siquiera si responden a un interés concreto y por el contrario son simplemente excesos propios de los tiempos televisivos que sufrimos.
Y en medio de todo, el Athletic, ese Athletic al que todos proclamamos nuestro amor incondicional, zarandeado por unos y por otros, por críticos y criticados, por tirios y troyanos. Menos mal que somos la mejor afición del mundo. No quiero ni pensar en qué sería de este club si tuviera una afición simplemente normalita.
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2 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

Casualidad que salga ahora la posible reformulación de cuentas. Qué mejor forma de preparar el ambiente para mañana.

PD Sin ser economista, lo de los socios barria en el presupuesto actual no me casaba ya cuando se presentó. Y la Fundación que parece de goma, según el año, es causa del déficit o del superávit.

Gontzal dijo...

Bueno JC, imposible expresar mejor aquello en que nos pusimos de acuerdo Urtzi y yo en los comentarios de la entrada anterior.

Cuando hablamos de gente que critica con afán desestabilizador, el presentador de la teletienda que mencionas es el mejor ejemplo. Lo hace por amistad hacia el presidente anterior y por las ventajas que a nivel profesional sacaba con la anterior junta. Entre anuncio y anuncio de vaporetta Mercedes llegó a twittear esto. Es decir, reconoce implícitamente que su racha de exclusivas a modo de filtraciones parecen tocar a su fin. A pesar de haberse autodenominado recientemente Gran Comunicador le traicionó el subconsciente.

Sobre las cuentas. Aún no he recibido la memoria, pero he estado leyendo y hablando con varias personas que saben de cuentas, que no es mi caso, por lo que como compromisarios tenemos la obligación de molestarnos en informarnos. Creo que la junta entrante tiene razón en la reformulación. Al margen de que Uribe-Echevarria es uno de los mejores expertos en la materia, hay movimientos de dudosa aplicación.

La contabilización de las cuotas de entrada de unos socios barria a los que quieren reconocer el pleno derecho pero que contradicen los estatutos es una patata caliente que huele a que los salientes han querido rematar las cuentas de forma que salven los avales. Gestión decía.

Hay un ejemplo ilustrativo. Imaginemos que el contrato televisivo firmado con PRISA TV se llegue a un acuerdo de cobrar 25 millones por temporada y en una brillante gestión se cobre todo por adelantado, pongamos 100 M€ de golpe ¿tendría sentido imputar el ingreso al ejercicio en el que se ha producido o año a año?

Se ha creado un problema importante, complicado con no tener nuevos estatutos. Y se filtra víspera de partido... vaya dos semanas nos esperan.