jueves, 29 de octubre de 2009

Nada por aquí, nada por allá

El Athletic sigue cuesta abajo en la rodada. En Vallecas, ese insólito campo de la más peculiar barriada madrileña, el Athletic volvió a ejecutar su reconocido, y nunca suficientemente celebrado, número de prestidigitación. Enseña la defensa y dice: nada por aquí; muestra la delantera, y proclama: nada por allá. Y entonces, ¡hale hop!, surge la derrota causando la admiración del respetable público, pese a que todo el mundo conoce de antemano el número y su resolución.
Pero nadie sabe el truco, así que mientras se mantenga el misterio, el espectáculo del Athletic seguirá concitando los comentarios asombrados del personal. ¿Cómo harán para conseguir perder ante un Rayo lleno de suplentes?, se preguntan los aficionados a la magia y al esoterismo. Parece imposible que alguien pueda perder teniendo seis ocasiones de empujar a la red sin hacer nada, insisten los espectadores sorprendidos en su inocencia. Es que son muy buenos en lo suyo, concluye el veterano que ha visto el truco cientos de veces y, sigue sin entender su mecanismo.
Algunas pistas sí que manejan los expertos. Por ejemplo, para los cinco minutos el Athletic ya estaba perdiendo gracias a un saque de falta, lo que ya le da al mago una ventaja importante ante la concurrencia. A los veinte minutos ya había encajado el segundo gol, aunque en esta ocasión el truco lo vio todo el mundo: los defensas dejaron solos a dos delanteros rivales dentro del área para que sacaran partido de un balón que no iba a ninguna parte. Nada por allá.
También esto forma parte del número: el artista hace como que enseña el mecanismo del truco y cuando el espectador está convencido de que por fin lo ha entendido, le sorprende con otro efecto que nadie esperaba. Vale, si te dejas marcar dos goles en veinte minutos, es tirado perder un partido incluso ante el Rayo Vallecano. Pero, más difícil todavía, ¿cómo consigues perder incluso cuando llegas seis veces en disposición de fusilar al portero?. ¡Amigo!, tienes que ser muy bueno para hacer eso y el Athletic es el mejor. Nada por aquí.
Tanto el debutante Iñigo Pérez, como el prejubilado Joseba Etxeberria consiguieron golpear al muñeco cuando lo más fácil era enviar el balón a la red. Ni el defensa central Amorebieta, ni el delantero centro Llorente, consiguieron cabecear entre los tres palos desde el área pequeña. El Athletic actuaba con las mangas remangadas, sin trampa ni cartón, dando lo mejor de sí mismo: controles fallidos, pases al amigo imaginario, entradas de esperpento. Todo con una voluntad a prueba de bomba, estajanovista; nada que reprochar al derroche de sudor que regó el irregular cesped de Vallecas. Todo con tal de poder repetir el número que tanta fama le ha dado: conseguir una derrota donde parecía imposible lograrlo.
¿Qué dijo el maestro de ceremonias cuando se apagaron los focos tras la ovación del público?. Pues que el futbol es "rachero" y que ahora toca una racha mala. Y decían que Houdini era un gran escapista...

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martes, 27 de octubre de 2009

Apuntes de una Asamblea aparentemente plácida

Un análisis superficial de lo ocurrido en la Asamblea de Compromisarios del Athletic deja una imagen de paz social y unanimidad que no es tal a poco que se profundice en lo que ocurrió a lo largo de las cinco horas largas que duró la reunión. Por comparación con anteriores citas, podría decirse que la Asamblea discurrió con extraordinaria placidez, como la vida de Mayor Oreja durante el franquismo. Después de tres años, García Macua consiguió sacar adelante su propuesta de presupuesto en primera instancia, lo que no deja de ser noticia, y no se produjeron intervenciones especialmente agresivas desde el estrado.
La abrumadora mayoría con la que se saldó la votación sobre el punto del orden del día referente a la gestión y usos de San Mamés que introdujo a última hora un grupo de doscientos socios, fue también previsible.
Pero fijémonos en algunos detalles. La del lunes era una Asamblea de nueva planta, constituida durante el mandato de la actual Junta. Los resultados negativos de las dos anteriores se achacaron a la presencia de socios fieles a la Directiva precedente cuyo único propósito, al parecer, era la práctica del quintacolumnismo. Pues bien, con una Asamblea se supone que más favorable o constituida en gran parte bajo la inspiración de Ibaigane, los presupuestos se aprobaron por un exigüo margen de 31 votos, y ello, con una propuesta de incremento de cuotas que entra dentro de lo más normal y que supone, en los casos más gravosos, un incremento de apenas 30 euros en el precio anual del carnet. La paupérrima diferencia de votos anima a pensar que cualquier otra pretensión de la Junta hubiera sido rechazada como en las dos ocasiones anteriores, lo que denota que la Asamblea está menos controlada por la Directiva de lo que sería previsible. ¿No han estado hacendosos los traficantes de carnets? ¿Tan pocas simpatías concita esta Junta?
Como los inocentes murieron con Herodes, tampoco sobra un apunte sobre la presencia de algún conocido y emergente líder del PSE como compromisario. Cabría pensar en un movimiento de este partido para ganar presencia en el Athletic en un momento histórico para dicho partido y para el propio Club, éste derivado del proyecto de construcción del nuevo campo. Se supone que algo tendrían que decir en el debate suscitado tras las lamentables intervenciones desde el Gobierno vasco, pero no dieron noticia de su presencia. La votación sobre la gestión de San Mamés Barria, 800 a favor de la gestión exclusiva del Athletic y 70 en contra (o lo que es lo mismo, a favor de las tesis de López), demuestra que la penetración (con perdón) del PSE en el Athletic sigue siendo prácticamente anecdótica.
Una intervención de García Macua que se ha pasado por alto, podría tener su trascendencia en un futuro a medio o largo plazo. Fue la referida al estudio que propuso sobre Lezama, el modelo de cantera y su encaje en los tiempos actuales. Tanta indefinición puede abarcar cualquier concreción, y vistos algunos pasos que ya se han dado, convendría seguir atentamente este estudio y a sus 'estudiantes'.
Curiosamente, uno de los puntos más interesantes de la Asamblea lo constituyó la intervención del primer compromisario que subió al estrado para pedir la expulsión de los medios de comunicación. Dicho así, puede parecer muy fuerte y hasta cavernario, pero un somero análisis descubre que la intervención del compromisario no iba tan descaminada, ni se trata de un orate que quiere quemar periódicos. Planteemos un caso práctico para ilustrar al lector: Si usted se persona en Ibaigane preguntando si Pepe Pérez es socio del club, un empleado más o menos amable le indicará que al club le resulta imposible facilitar ese tipo de información por imperativo de la Ley de Protección de Datos. Si sigue insistiendo en acceder a la información, el amable empleado le cogerá del brazo y con suavidad no exenta de firmeza le acompañará a la puerta y puede que hasta le regale un pin, pero usted se marchará sin saber si Pepe Pérez es socio o no. Pero hete aquí que si el tal Pepe Pérez es compromisario y acude a la Asamblea, no solo aparecerá en todas las televisiones locales, sino que si sale a hablar al estrado, su intervención estará adornada con mensajes del tipo 'kien es este pesado' o 'el club doña Urraka hace descuentos a los compromisarios del Athletic'.
El compromisario que planteó la cuestión aportó incluso una solución técnica para que la Asamblea pudiera ser seguida por todos los socios del club, compaginando su derecho a la información con el derecho a la imagen propia, a la intimidad y a la legal protección de los datos personales, que en el caso del Athletic se incumple de forma flagrante cada vez que un compromisario sube al estrado y recita la fórmula de Alcohólicos Anónimos: 'Me llamo Pepe Pérez y soy socio del Athletic con el número x'.
Es un hecho probado que la presencia de las cámaras estimula en algunos compromisarios la búsqueda de los cinco minutos de fama que atribuyó Warhol como derecho a todos los seres humanos, y la presencia de las cámaras violó en esta Asamblea la intimidad y el derecho inalienable de un compromisario a dormir como un bebé, arrullado por el run run de los pasivos circulantes y los fondos de maniobra del señor Zárate, responsable económico de la Directiva, conocido familiarmente como Don Celes por los mensajistas de las teles locales.
Pero al socio que planteó la cuestión, obviamente, no le hicieron ni caso y le miraron como si fuera un alienígena.
Después de la extemporánea y novedosa intervención del primer compromisario, la Asamblea volvió a sus cauces habituales y, si bien se notó una cierta renovación entre los usuarios del púlpito, no faltaron los habituales a quienes de tanto ver en el estrado, uno les imagina blandiendo el dedo acusador hasta en la cena de Navidad de sus casas exigiendo detalle presupuestario y comparativa del incremento de precios del turrón en el último quinquenio. No hubo pues nada nuevo que fuera digno de mención salvo la habitual serie de acusaciones, listado de agravios y exigencia de explicaciones desde el púlpito y defensa ratonera desde la mesa presidencial, ora lanzando balones fuera, ora prometiendo más explicaciones y detalles en plan 'cuando usted quiera tendré mucho gusto de recibirle en Ibaigane que siempre tiene las puertas abiertas para los socios'.
Por romper una lanza en favor de estos compromisarios, tantas veces acusados de pesados, reiterativos, buscadores de una efímera fama o de una silla en las tertulias de las teles locales, cabe decir que es su contumaz cruzada, su decisión de colocar al Athletic como razón de ser última de sus vidas la que mantiene en guardia a las sucesivas directivas y permite que el nivel de desmanes siga a una altura homologable a estándares noruegos.

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lunes, 26 de octubre de 2009

Otro harakiri

En el fútbol no todos los contactos son falta, ni todas las faltas son merecedoras de tarjeta. Eso lo deben de saber todos los árbitros, incluido Undiano Mallenco. Que un partido en el que por no haber, no hubo ni una mala mirada entre los jugadores, acabe con uno de los equipos con nueve, seis tarjetas amarillas y una roja directa, denota que algo no ha funcionado bien. Puedo conceder que los jugadores sancionados cometieron estupideces dignas de ser castigadas, pero estoy seguro de que un árbitro de más calidad hubiera actuado de otra forma. Me refiero, sobre todo, a la primera tarjeta amarilla que vio Gurpegui, tras una zancadilla a un rival disputando un balón al que el rojiblanco no hubiera llegado nunca. ¿Era la acción merecedora de tarjeta a aquellas alturas del partido?. Probablemente sí, pero probablemente Undiano no se la hubiera sacado a Drenthe o a Piqué, por decir dos nombres. ¿Fue penalti el balonazo a las manos de Castillo?. Probablemente sí, pero balonazos de esos hemos visto cientos en todos los campos con el árbitro mirando al tendido. Vamos a fijarnos cómo reacciona en adelante Undiano en ese tipo de acciones.
¿Influyó Undiano en el desenlace del partido?. Probablemente sí, pero más influyeron pongamos que Gurpegui, autoexpulsándose al filo del descanso tratando de solucionar con un error un error previo, o casi todos sus compañeros por su actitud negligente durante todo el encuentro.
Hasta el momento de la expulsión el Athletic circuló sin problemas por el terreno de juego gracias, sobre todo, al escaso nivel que demostró un Getafe premioso y dubitativo. Si Soldado tiró una vez al larguero, Llorente tiró a las nubes la que quizá fue la mejor jugada del Athletic en todo el partido. Si Iraizoz tuvo que emplearse a fondo en algún otro remate, Susaeta puso a prueba los puños de Ustari en el saque de una falta. Era un partido menor disputado por dos equipos menores, pero eso no era malo para los intereses de este Athletic que vuelve a recorrer el camino desde la opulencia a la indigencia.
Una de las características de este Athletic es su acusada debilidad psicológica. La expulsión de Gurpegui le derrotó en el descanso y con ese talante salió en la segunda parte. El cambio lógico de Caparrós sacrificando al inoperante Toquero para cubrir el hueco en el centro del campo con Orbaiz, no sirvió de nada. Los rojiblancos tenían el estigma de la derrota grabado en la frente y llegó al cuarto de hora tras la reanudación en otra jugada desafortunada. Un tiro duro desde el borde del área dio en la pierna de Ustaritz y el balón quedó muerto a los pies de Soldado en el punto de penalti. El rebote podía haberse ido a mil sitios distintos, pero acabó en los pies del delantero del Getafe. En tardes como la de Getafe suelen suceder estas cosas.
El gol de Soldado cerró el partido porque el Athletic, confirmados sus temores, no demostró la mínima capacidad de reacción. Iraizoz fue el único que siguió cumpliendo con su obligación y evitó una goleada de sonrojo. Llorente, el otro rojiblanco que había levantado la cabeza, abandonó a falta de un cuarto de hora aquejado de un golpe y, a juzgar por su cara, una depresión de caballo.
Tres partidos ganados, cuatro perdidos y uno empatado es un balance que cabría calificar como discreto a estas alturas; ni frío ni calor. Las malas noticias llegan cuando analizas la secuencia. Entonces compruebas que la trayetoria es una espectacular caída en picado. Y ese es el problema: la tendencia, que dicen los estadísticos.

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viernes, 23 de octubre de 2009

Los socios reclaman su derecho a hacerse oír

Nada más colgar el post anterior me encontré con la noticia de que un grupo de doscientos socios había presentado un documento en Ibaigane exigiendo la inclusión en el orden del día de la inminente Asamblea, de un punto en el que se exije 'ratificar el acuerdo de 2007 en el sentido de que el uso y la gestión de San Mamés Barria sean exclusivos del Athletic'.
El asunto presenta aspectos ciertamente insólitos. Es la primera vez en la historia del Club que un grupo de compromisarios consigue incluir un punto en el orden del día. La celeridad y discreción con la que se ha llevado el proceso de recogida de adhesiones asombra por su eficacia y discreción, en un mundillo donde la filtración está a la orden del día. Sorprende también la probidad con la que se han empleado los responsables del Athletic para dar curso a la solicitud, aceptando como buenas las firmas sin mayores exigencias de autentificación notarial y cosas por el estilo. El hecho de que la edición digital de Deia diera la noticia apenas minutos después de producida, induce a dos lecturas: a)en Deia por fin se preocupan de poner en valor su edición digital y b)está bastante claro a quién pertenece la mano que mece la cuna de los firmantes. Personalmente la sospecha sobre la personalidad del muñidor o muñidores de la cosa me la confirmó uno de los abajofirmantes en el descanso del partido contra el Nacional.
Que un numeroso grupo de compromisarios se organice con eficacia para reclamar el cumplimiento de lo acordado en 2007 es una buena noticia para el Athletic, por encima de cualquier otra consideración. Pero a partir de ese dato objetivo, conviene no perder de vista las corrientes profundas de esta marejada.
Para empezar, que haya alguien que pueda organizar en cuestión de horas una guardia de corps semejante, pone de manifiesto que el poder del club no radica solo en Ibaigane, algo que tampoco es precisamente una novedad. Que ese alguien actúe como un condottiero que pone sus tropas al servicio del mejor postor o, por el contrario, sea alguien con vocación de gobierno, aunque sea en la sombra, es una incógnita que convendría despejar cuando antes. Personalmente, me inclino por la segunda opción.
La rapidez y el silencio con los que Ibaigane ha aceptado la iniciativa despierta serias dudas sobre si el asunto les ha cogido por sorpresa o, por el contrario, estaban esperando la llegada del documento con la calefacción encendida y la bandeja de te con pastas sobre la mesa.
A estas alturas, y sin decartar cambios de última hora, el campo de batalla político presenta la siguiente configuración:
Azkuna se ha puesto la camiseta del Athletic recordando que si el Ayuntamiento cedió más terreno fue para su explotación económica por parte del club. O sea, nada de gestión pública.
José Luis Bilbao ha elevado el tono al pronunciar una de esas frases que tanto le gustan: "el campo se hará sí o sí". Suena a ultimatum o a reto, o a ambas cosas a la vez.
Patxi López está buscando en la wikipedia cuántas calles tiene una pista de atletismo y si la pesca submarina es deporte olímpico
Idoia Mendia exige a García Macua que cumpla lo que acordó con López y repite a todo aquel que quiera oirle que el Gobierno vasco solo dará dinero si San Mamés tiene una gestión y uso publico.
Basagoiti no se puede creer lo fácil que le resulta descolocar al Gobierno del que es socio preferente, cada vez que quiere
Odón está haciendo recuento de los votos que ha ganado en Donostia con sus diatribas contra los bilbainos, mientras calcula cuánto le saldría llevar las pistas de Anoeta a la plaza de toros de Illunbe para montar un hipódromo.
De acuerdo con este esquema, la clave de bóveda es conocer el contenido del acuerdo entre López y García Macua al que se tanto se refiere Mendia. La actitud contemporizante del presidente del Athletic, "hay sitio para todos, será cuestión de estudiarlo en detalle", ha venido a decir, hace sospechar que se siente prisionero de algo en relación con el Gobierno, lo que pone en valor las palabras de la portavoz.
Y es en este punto donde las 200 firmas pueden venir al rescate del presidente, al tiempo que refuerzan la posición de José Luis Bilbao. Si la Asamblea de compromisarios, órgano soberano, etc, etc, ratifica el acuerdo de 2007 en el sentido de que el uso y gestión del campo serán exclusivos del Athletic, García Macua quedaría liberado de su presunto compromiso con López: "oiga, yo solo soy un mandado y no puedo hacer nada contra la decisión mayoritaria de los socios". Otra cosa será la reacción del Gobierno que podría retirar su aportación...siempre y cuando su socio preferente se lo permitiera. De momento, en los presupuestos que acaban de consensuar PSE y PP para el año que viene, ya hay consignados cinco millones para el campo.
También hubo partido en San Mamés, es cierto, y afortunadamente ganó el Athletic a pesar de que su entrenador se empeñó en que no fuera así, lo cual realza el mérito de los jugadores. Poner en la sala de máquinas a Yeste y a Orbaiz, dos convalecientes de lesiones, dotó al equipo de una lentitud solo equiparable a la de la línea de tren Bilbao-Bermeo. Teniendo en cuenta que ni Gabilondo ni Joseba Etxeberria son precisamente Usain Bolt, la cosa quedó a expensas de un bullidor Susaeta, que siempre sabe dónde inicia la carrera pero casi nunca, dónde la va a acabar.
Afortundamente el Nacional fue como el Athletic en tantos partidos. Salió asustado, se acomodó al empate, le llovió el gol de ventaja de la nada y se decidió defenderlo como si el mismísimo Caparrós estuviera sentado en su banquillo. En esa onda, los portugueses acabaron con tres centrales dedicados en exclusiva a Llorente y efectivamente, Llorente hizo el gol de la victoria a falta de cinco minutos.

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miércoles, 21 de octubre de 2009

San Mamés, un debate sustraído a los socios


El nuevo San Mamés se ha constituído en el centro del debate político en los últimos días. Aquellos que se ponen tan solemnes para proclamar que no hay que mezclar política con deporte tienen ahora una magnífica ocasión para proseguir con su magisterio. Reunan en una habitación a Azkuna, Bilbao y López y denles la charla acerca de los valores que defendía el Barón de Coubertain.
Pero me temo que no es a este tipo de política al que se suelen referir los puristas del deporte. Centremos el tema. El Athletic lleva casi quince años dando vueltas a la idea de construir un campo nuevo tras comprobar que el actual ha quedado obsoleto. El Ayuntamiento de Bilbao, mejor dicho, su alcalde, poco o nada aficionado al fútbol, se muestra reticente desde el primer momento porque no quiere que el proyecto interfiera en unos planes urbanísticos discutidos, pensados y en vías de desarrollo o a punto de hacerlo.
Obviemos afinidades políticas, amistades personales y todo ese entramado socio-político solo comprensible para iniciados, para desembocar en la entrada en escena del diputado general José Luis Bilbao, que da un impulso definitivo al proyecto en tiempos de Fernando Lamikiz, en el empujón inicial, y del tandem Ana Urkijo-Juan Carlos Erkoreka en el paso final. Con la inclusión de la ubicua BBK, obligado perejil de todas las salsas económicas del territorio, se constituyó la sociedad San Mamés Barria que se encargaría de construir el nuevo campo. La peculiaridad principal de dicha sociedad consistía en que el Athletic, pese a ser minoritario en cuanto a aportación económica, se reservaba un voto de calidad o un a modo de derecho a la última palabra, en cualquier decisión que se tomara. Es decir, cualquier propuesta de cualquiera de los socios necesitaba el placet de Ibaigane para surtir efecto.
Dejemos también por el camino a personajes como Jabyer Fernández en su múltiple papel de constructor de éxito arrollador, mecenas de la candidatura del actual presidente del Athletic Fernando García Macua, y frecuentador, merodeador o amigo de las más altas instancias de los partidos políticos, sin distinción de signo ni tendencia, siempre que tuvieran acceso a la llave de la cueva de las recalificaciones y las adjudicaciones. Tampoco merece la pena recordar ahora a todos los actores secundarios y a los extras que han intervenido en esta película interpretando los más diversos papeles. El guión recordaría demasiado a la Historia universal de la infamia.
Después de tanta amnesia voluntaria llegamos al punto en el que entra en escena el Gobierno vasco y uno no puede evitar establecer un paralelismo con la célebre escena de la entrada del pulpo en el garaje. A pie forzado, empujado por el PNV y su socio preferente de Gobierno, el PP, con Antonio Basagoiti en el papel estelar de abanderado de Bizkaia y el Athletic, el gobierno López no tiene más remedio que empeñar su palabra y unas cuantas decenas de millones de euros para no quedar fuera de juego.
Y es aquí donde la política entra por la puerta y el Athletic, o mejor dicho, sus socios, saltan por la ventana. De pronto, el proyecto del nuevo San Mamés pasa de las páginas de deportes a las de política, para despertar los instintos tribales de nuestros representantes, que siempre están a la que salta en cuanto olfatean una papeleta de voto. Odón Elorza repasó el libro de instrucciones de aquel ilustre politicastro llamdo Pablo Mosquera, que fue capaz de construir todo un corpus ideológico basado en el agravio comparativo que supone que Bilbao y Bizkaia tengan más habitantes que Gasteiz y Araba, y siguiendo una por una las consignas del manual, irrumpió en la prensa con gesto de doncella mancillada clamando contra el nuevo despilfarro de dinero en Bilbao, habiendo como hay en Donostia sitios como Illunbe, Tabacalera o algunos otros donde hacerlo con mucha más distinción.
Para salvar las formas ante los suyos, Patxi López no tuvo más remedio que esparcir tinta de chipirón con la primera ocurrencia que le vino a la mente. Habló de la posibilidad de practicar atletismo en el nuevo San Mamés, sacando a la luz su enciclopédica ignorancia del proyecto, y se ha empeñado después, probablemente tras ímprobos esfuerzos de sus asesores, en reclamar un uso público para la nueva instalación, lo mismo le da como espacio adjunto a las nuevas facultades que se erigirán en la zona, que como oficinas de las federaciones o como parque, siempre que sea público, claro está.
La respuesta de Azkuna, recordando que si el Ayuntamiento cedió más terreno fue para que el Athletic dispusiera de un campo con espacios suficientes para su explotación comercial, y no para lo que pretende López, nos devuelve a los orígenes de la historia, cuando el Athletic planteó a las instituciones como condición sine qua non, que el nuevo campo debía erigirse en un sitio céntrico de la ciudad, de ahí aquellos intentos de Arrate de forzar, sobre todo con el respaldo de Norman Foster, la obtención de un espacio en Abandoibarra, que tanto molestó en su día en el Ayuntamiento por lo que suponía de injerencia en el master plan diseñado para la zona.
La respuesta de Azkuna constituye, de hecho, la intervención pública más rojiblanca que se le recuerda a un alcalde casi siempre arisco con el club. Al margen de las motivaciones que puedan subyacer a su toma de postura, el Athletic debería agradecerle el detalle. Pero el Athletic, o mejor dicho su presidente, calla. Y calla también cuando la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, emplaza públicamente a García Macua a que cumpla lo que acordó en su reunión con el lehendakari López. ¿Qué fue lo que acordó?. Nadie lo sabe pero conociendo el paño podemos imaginar el traje.
El Athletic calla porque a sus socios hace tiempo que se les ha negado la palabra. Lo que estamos viendo ahora en todo lo referente al nuevo San Mamés, no tiene nada que ver con lo que aprobó la Asamblea de Compromisarios de hace dos años. Como tampoco tiene nada que ver el silencio de Ibaigane con las promesas de transparencia e información puntual que se hicieron en su día. El nuevo San Mamés es uno de los hitos más trascendentes de todos cuantos han jalonado los 111 años de la historia del club, y ese hito está tomando forma muy lejos de donde de debería hacerlo y oculto a los ojos de quienes deberían fiscalizarlo: los socios. La política de hechos consumados, los trapicheos políticos, los acuerdos por debajo de la mesa... no auguran nada bueno. Todavía nadie ha explicado el papel de Idom y la adjudicación de hecho de esta fase del proyecto. Nadie ha explicado las razones por las que no se ha convocado un concurso público de ideas. De hecho, hace demasiado tiempo que nadie del Athletic dice nada donde tiene que hacerlo. La inminente Asamblea de Compromisarios es el mejor foro para pedir una explicación. ¿Será mucho pedir?

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lunes, 19 de octubre de 2009

Caparrós siempre acierta en su análisis post partido

Rueda de prensa de aliño después de un partido anodino. ¿Qué le ha faltado al Athletic? pregunta el perspicaz periodista. "El gol, ponernos por delante en el marcador", responde Caparrós con la seguridad de Descartes según escribía 'El discurso del método'. Caparrós podrá fallar en la elección de los titulares, en el planteamiento del partido o en los cambios, incluso en las tres cosas a la vez, pero nunca falla en su análisis post partido. Efectivamente, contra el Sporting al Athletic le faltó el gol; bueno, no exactamente si nos ponemos estrictos, porque un gol sí que metió. Le faltaron un par de goles, o siguiendo con el discurso del entrenador, le faltó una mejor coincidencia entre la acción y el tiempo. Digamos que Toquero se equivocó en algo más de un cuarto de hora. Si llega a marcar dieciséis minutos antes, cuando el marcador estaba todavía como al principio, el resultado quizá hubiera sido otro.
Claro que, puestos a tirar de tópico, Caparrós bien hubiera podido recordar que los indios nunca atacan de noche, según sentencia que repetía John Wayne cuando su Séptimo de Caballería estaba rodeado por los chicos de Toro Sentado. A diferencia de lo que le ocurría siempre a Wayne, en el fútbol no suele haber un guión pre escrito que ya ha decidido el triunfo de los buenos sobre los malvados indios. Por eso Caparrós tuvo que tirar de retórica para explicar el nuevo fiasco.
Le faltó el gol al Athletic, claro que sí, pero si damos por bueno que el gol es la meta de un camino recorrido con anterioridad, estaríamos aceptando que los rojiblancos lo hicieron todo bien ante el Sporting y sólo les faltó la culminación. Es que yo no puedo salir a rematar, suele ser la justificación en estos casos del entrenador que responsabiliza sibilinamente a sus chicos. Y eso es lo que no se puede admitir. El Athletic no lo hizo todo bien salvo la culminación. Es más podría afirmarse que lo hizo todo regular o tirando a mal y de ahí el desastre y la impuntualidad en su cita con el gol: tarde y mal.
Al Sporting le bastó dominar las suertes más elementales del fútbol para llevarse la victoria. Esto es, manejo del balón, ocupación de los espacios, orden defensivo y un mínimo de calidad técnica para mantener un discurso futbolístico coherente. Los asturianos aguantaron sin pasar apuros hasta el descanso y decidieron a su favor con dos goles en tres remates a puerta en la continuación. El primer gol, al saque de una falta con barrera, alimenta la polémica sobre las prestaciones de Iraizoz en ese tipo de remates. Que te cuelen goles un día sí y otro también, por el palo que debes cubrir, denota que algo está fallando. Sin ánimo de hacer leña del árbol caído, en otras circunstancias, es más que probable que después de las últimas actuaciones de Iraizoz, se hubiera producido un relevo en la portería, aunque solo fuera para que el titular tuviera tiempo para reflexionar en el banquillo. Pero en el Athletic eso no es posible porque el suplente tampoco es garantía de nada. Otra muestra de la forma en que está confeccionada la plantilla. Si recordamos que Aduriz casi sale a hombros de Son Moix, ya es como para echarse a llorar.
Si el Athletic ya estaba plano durante todo el partido, el gol de De las Cuevas acabó por hundirle en la miseria. No hubo reacción, ni toque de corneta, ni respuesta visceral. Nada de nada. Siguieron los errores en la entrega, la incapacidad absoluta, el horror de un quiero y no puedo que se hace carne mortal en un Toquero paradigma de lo que es este equipo. El segundo gol, en un contrataque de manual, certificó el desastre. Por cierto, no vendría mal que alguien rebuscara por los rincones de Lezama ese manual de los contrataques. Hace años que no se recuerda uno culminado con éxito por el Athletic. A lo mejor, entre tanto video, tanto ordenador y tanta mudanza, alguien ha tirado ese manual a la basura pensando que era un ejemplar de los estatutos del club, pongamos por caso.
Nueve puntos en los primeros nueve en disputa y uno solo en los siguientes doce, completan una estadística que desarticula el entusiástico discurso oficial y transforma las alharacas de antaño en el gesto taciturno de hogaño. Convendría que el próximo jueves Caparrós acertara antes de las siete de la tarde. Buena parte de la suerte europea del Athletic está en juego en ese partido. Sería muy interesante que los rojiblancos hicieran coincidir el espacio y el tiempo, es decir, que marcaran un gol cuando sirviera para algo.

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martes, 6 de octubre de 2009

Dejen en paz a Muniain

El gol que marcó en Valladolid y que a la postre evitó la catástrofe de una nueva derrota del Athletic (hubiera sido la cuarta consecutiva) ha alimentado más aún si cabe el fenómeno Muniain, presente ya en la primera página de las secciones de deportes de la prensa local desde que se anunció su convocatoria para la selección sub-17 y se hizo publica la absurda protesta del presidente del Athletic.
Los periódicos le dedican centímetros cuadradados de papel, las radios hablan y no paran y las televisiones locales han encontrado un nuevo mito (sí, ahora los mitos se encuentran a la vuelta de la esquina y los hechos históricos se suceden a razón de un par de ellos al día), para sustituir al ya olvidado de Julen Guerrero, perdido para la causa de las audiencias en un voluntario y cómodo ostracismo.
Iker Muniain tiene la suerte de no ser alto ni guapo; de serlo, a estas horas habría que proteger su domicilio y Lezama con la Infantería de Marina que Chacón se niega a enviar al Índico. Afortunadamente para el chaval, de sus cualidades ajenas al fútbol solo destaca su extremada juventud, dieciseis años, algo que el tiempo, no hay duda, se encargará de modificar más pronto que tarde. Es de suponer que cuando Munain deje de ser el futbolista más joven en usar el secador de pelo del vestuario o el jugador que con más precocidad firmó un autógrafo a una fans japonesa, su estrella mediática irá menguando y prevalecerán sus valores futbolísticos.
Pero mientras eso sucede, sería muy conveniente que en el club se preocuparan por conseguir que dejen en paz al jugador y midan con más precisión sus intervenciones sobre su persona. Está muy bien que limiten al máximo sus intervenciones en los medios o que, directamente, prohiban entrevistas, pero no es el único campo en el que el club puede y debe intervenir.
La airada protesta de García Macua por la convocatoria de Munian para el Mundial sub-17, lejos de hacerle un favor al chaval, no ha hecho más que situarlo en el centro de la polémica, además de desvelar un nerviosismo y una dependencia del jugador, que no dice nada en favor de la composición de la plantilla. Si el mes de octubre clamamos al cielo porque no vamos a poder contar con un chaval de dieciseis años durante siete partidos, tendremos que admitir que nos hemos vuelto todos un poco locos. Pero así están las cosas al parecer en el Athletic.
No se sostiene el argumentario de García Macua para defender la no convocatoria de Muniain, y mucho menos esa suerte de agravio comparativo que, dice, sufre un equipo de cantera como el Athletic. En lugar de protestar ahora, hubiera estado bastante mejor que García Macua expusiera sus razones en tiempo y forma ante la Asamblea de la Federación, de la que es miembro, y planteara, por ejemplo, la necesidad de revocar la obligatoriedad de clubes y jugadores de asistir a las distintas selecciones españolas que les reclaman, al margen del calendario y, a veces, de la realidad. Que De Marcos, por ejemplo, salte del Alavés al Mundial sub-20, previo paso de media docena de partidos en el Athletic, suena, como poco a exagerado. Que regrese de dicho Mundial después de haber jugado apenas 100 minutos, refuerza esa impresión.
En las condiciones actuales es absurdo pedir a los responsables de la Federación que renuncien a llevar al que probablemente sea el mejor sub-17 del país. Nadie entendería, y alguno tendría que dar muchas explicaciones, que la selección española jugara un Mundial sin el concurso de uno de sus mejores jugadores. Hasta ahí no hay nada que reprochar a quienes han reclamado a Muniain. Lo que resulta chocante es que después de que alguno se haya llenado la boca proclamando la futura internacionalidad de determinados jugadores ("Amorebieta será el futuro central de la selección", "tener muchos internacionales hará más grande al Athletic") ahora se rasgue las vestiduras porque sus pronósticos y sus deseos se han cumplido.
Tengo para mí que a Muniain le vendrá muy bien este paréntesis, jugando con y contra chicos de su edad, alejado del mundanal ruido de la Primera División y de las páginas de los periódicos, aunque a estas alturas de internet eso sea algo más que relativo. Esa será la parte buena de asunto. La mala, que en las tribunas habrá doscientos espectadores y dos mil intermediarios, agentes, secretarios técnicos y demás merodeadores del fútbol atentos a un mercado de carne joven y fresca como es una competición juvenil. Hay quien sostiene que los dieciocho millones de su cláusula son protección suficiente. Personalmente, no lo tengo tan claro incluso en estos tiempos de crisis.
Mientras tanto, sería conveniente que entre todos, se hiciera un esfuerzo para dejar en paz a un chaval que tiene todo el futuro por delante para demostrar que lo que hasta ahora está apuntando se consolida como una realidad. Porque, de momento, lo único que ha enseñado Muniain es que es un gran futbolista... en potencia.

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viernes, 2 de octubre de 2009

Es desesperante

Otra vez en misma piedra. Otra vez los melonazos sin sentido, las alineaciones incomprensibles, los fallos individuales para hacerse un nuevo harakiri. Lo mismo que el día del Sevilla, los mismos errores, la misma actitud, el mismo desenlace. Lógico. ¿Es que no aprenden?. ¿A qué obedece tanta obcecación?.
Decía Caparrós antes del partido que el Athletic buscaba una victoria de prestigio en Bremen. ¿En serio pensaba conseguirla del modo en el que planteó el partido?. ¿Fue él quien ordenó a los futbolistas que jugaran como lo hicieron en el primer tiempo, o es cosa personal e intransferible de los jugadores ir por la vida haciendo regalos al rival en forma de balonazos a la nada y fallos sin sentido?.
Por empezar por el principio: la alineación. Gurpegui pegado a la banda derecha. ¿Se trataba de proteger a Iraola o símplemente había que poner a Gurpegui y no quedaban más sitios, ocupado el centro como estaba por Yeste y Javi Martínez?. Sería bueno conocer la respuesta para hacernos una composición de lugar. Si se trataba de la primera posibilidad, la de proteger a Iraola, de poco sirvió. A la vista de los últimos partidos, Iraola necesita un cuerpo entero de guardaespaldas que le proteja. En Bremen, como el sábado en San Mamés, se dejó robar la cartera por un rival en la misma posición y casi idéntica jugada. Corriendo por la banda de cara a su propia portería, protegiendo un balón que es suyo, en ventaja y con varias alternativas para salir airoso. Pues el sábado Capel le birló la pelota y en Bremen fue Hunt quien sacó partido de la presión. Una vez consumada la pérdida, Iraola cometió falta, como con Capel. El sábado, la falta desembocó directamente en gol con la colaboración especial de Iraizoz. En Bremen, el balón acabó en la red en la segunda jugada, tras el despeje, corto, de la primera acción, la pelota regresó al área rojiblanca, donde Castillo descolocado y blando a más no poder, dejó el balón en pies alemanes para que el futbolista que estuvo en el origen de todo, rematara a la red.
No fueron estos los únicos fallos individuales. A continuación llegó Toquero para pegarle una patada al vacío, acabando de la manera más innoble la que fue probablemente la mejor jugada del Athletic en todo el partido. Una remontada de Llorente por la línea de fondo que acabó con un pase de la muerte que decía remátame. Toquero lo intentó, pero le dio al aire. Lamentable. Como casi toda su actuación mientras estuvo en el campo, condenado a perpetrar locas carreras en pos del balón imposible y a chocar contra unos centrales de hormigón armado, encantados de haberle conocido. La culpa no fue de Toquero, salvo en aquel remate fallido, una mezcla entre la carencia de gesto técnico para asegurar y empacho de balón por verlo tan fácil. La culpa fue de quien le puso en el campo, porque su alineación fue toda una declaración de intenciones del entrenador.
Pero tampoco el de Toquero fue el último fallo individual, cuya trascendencia (pudo significar el empate) quedó disminuida con el siguiente error cometido por Amorebieta, rompiendo el fuera de juego y permitiendo así que Pizarro y Nules se recrearan en la suerte de fusilar a Iraizoz. Amorebiera repetiría en los minutos de prolongación con un penalti de esos que no ofrecen lugar a la duda, pero para entonces ya era tan tarde que daba igual. ¡Menos mal que Caparrós llegó hace tres años para asegurar el juego defensivo del Athletic!.
Entre la actitud timorata de todo el equipo, empeñado en jugar como el día del Xerez, pero con el Werder enfrente, y los fallos individuales, los alemanes se lo pasaron bomba hasta el descanso. Después fue otra cosa. La salida de Muniain y David López, sobre todo la del primero, y la actitud de los rojiblancos al grito de 'de perdidos al río', se sumaron al natural repliegue del Werder Bremen, que quiso jugar el segundo tiempo con el reposo que le otorgaba su clara diferencia en el marcador.
El Athletic pasó a dominar y a merodear el área rival, basado sobre todo en el manejo del balón, el pase corto y el fútbol ratonero de Muniain frente a las torres alemanas. Fue un lavado de cara que acabo encendiendo la chispa de la esperanza cuando el árbitro dejó al Werder Bremen en inferioridad, pero no pasó de ahí. El gol de Llorente llegó cuando ya no había tiempo para nada y, por si acaso, entre David López que perdió un balón fácil en el centro del campo y Amorebieta que derribó a un rival en el área, se encargaron de cerrar definitivamente el partido.
Eso de que hubo dos partidos en uno, como afirmó Caparrós en la sala de prensa, es una verdad solo a medias. Hubo un partido, el que decidió el marcador, que se jugó en los primeros cuarenta y cinco minutos. Lo que hubo después del descanso fue otra cosa: una mezcla entre tacticismo de los alemanes y desesperación de los rojiblancos, que desembocó en una apariencia de reacción que a algunos les puede venir bien para salvar la cara. Pero antes de la reacción, está la acción, y esa fue del Werder Bremen.
Más les vale a los rojiblancos escuchar a su compañero Llorente cuando proclama que se tienen que convencer de que son capaces de jugar como lo hicieron en el segundo tiempo. ¿Habrán escuchado sus palabras?. El domingo lo comprobaremos en Valladolid. El Athletic de las cuatro victorias consecutivas llega a Pucela con tres derrotas seguidas. Por si alguien no se había fijado en la estadística.

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