domingo, 30 de agosto de 2009

La vida es bella

Subcampeones de la Supercopa y de la Copa, calificados para la Europa League después de eliminar heróicamente a dos leyendas del fútbol mundial, sólo cinco goles en contra en dos partidos contra el Barcelona cuando nos podían haber metido veinticinco... y ahora en puestos de UEFA en la Liga después de ganar brillantemente en el estreno al Espanyol con Muniain de titular para seguir batiendo records de precocidad en el debut. Definitivamente, Caparrós es un incomprendido como solo pueden serlo los genios que viven adelantados a su tiempo. Un técnico que cogió a un Athletic agonizante y lo está llevando al Olimpo sin que los aficionados se lo agradezcan, como más o menos ha venido a decir en una entrevista ad maiorem gloriam. Menos mal que ha llegado Caparrós a explicarnos cómo funciona el Athletic. Pentland, Daucik, Gainza, Iriondo, Ronnie Allen, Koldo Agirre, Clemente, Sáez... nos llevaron por la oscuridad a lo largo de más de cien años, hasta que la luz de Utrera ha iluminado el camino. El Athletic estaba agonizando y vinieron Caparros y su troupe a hacerle el boca a boca. Hay que ver las cosas que pasan...
Nos podemos quedar con la versión oficial o con lo que vemos con nuestros propios ojos. Personalmente siempre, y no solo cuando se trata de fútbol, elijo la segunda opción. Y lo que vemos con nuestros propios ojos es un equipo que sigue sin jugar al fútbol, que sigue con una organización precaria y que sustituye valores como criterio, visión o talento por la ejecución de los trabajos de Hércules desde que el árbitro pita el inicio de cada partido, hasta su último aliento.
Jugar peor que contra el Tromso puede que sea posible, aunque es muy difícil incluso para este Athletic de Caparrós. Así que contra el Espanyol, la cosa mejoró un tanto a ratos, solo a ratos y solo un tanto.
A lo largo de esta primera fase de la competición doméstica, el Athletic partirá en algunos partidos con la ventaja de un mejor ritmo competitivo. En este sentido, el Espanyol era el equipo ideal para empezar. La desgracia que han sufrido los pericos este verano es de las que condicionan durante mucho tiempo, como se vio con el Sevilla, y el de San Mamés era su primer partido de competición contra un rival que ya llevaba seis.
Se notó sobre el terreno que el Athletic tenía más dinamismo, más velocidad de ejecución, más confianza, más chispa, como lo suelen resumir los entrenadores en su argot. Caparrós apostó por un eje central con Javi Martínez y Gurpegi, o sea, hormigón armado por delante de la defensa, con Muniain y De Marcos en las bandas para servir a los más adelantados Llorente y Toquero.
El Athletic propuso pues jugar por las bandas dejando el centro del campo solo para que el balón lo sobrevolara una y otra vez. De Marcos volvió a evidenciar que es una promesa a tener en cuenta y Muniain incendió el campo con una serie de regates eléctricos en un palmo de terreno, de esos que al final no suelen llevar a ninguna parte pero gustan mucho al aficionado. Que un chaval de dieciséis años se anime a hacerlos y no se arrugue dice mucho a su favor; ahora solo falta que al chaval de dieciséis años sus responsables técnicos le vayan diciendo que solo hay un balón para todos y hay que compartirlo.
El Athletic tuvo veinte minutos de arranque esperanzadores, asediando la portería del rival aunque sin llegar a crear demasiado peligro ni ocasiones merecedoras de tal calificativo. Luego, hasta el descanso se fue diluyendo poco a poco, a medida que los de Pochetino se fueron dando cuenta de por dónde iban los tiros y cómo saca Castillo las faltas y los córners, o sea, más o menos siempre igual.
Tras el descanso la cosa pintó peor para el Athletic, definitivamente atascado porque cerrar las bandas es la parte más sencilla del juego defensivo, salvo que el equipo que las use para atacar tenga a Garrincha y George Best, por decir un par de nombres a voleo.
El agotado De Marcos fue sustituido por un Susaeta alocado y fallón mientras Caparrós mantenía en el campo a un niño de dieciséis años al que ya solo le quedaba la fuerza suficiente para regatearse a sí mismo, y mantenía en la banda a Yeste, David López y Gabilondo.
El despliegue de un recuperado Gurpegui no podía servir para abrir la defensa españolista y Toquero y Llorente ya daban boqueadas ante la indiferencia del técnico. Y fue llegados a este punto cuando volvió a florecer la flor de Caparrós. Un balón largo hacia ninguna parte se encontró en su vuelo con el incombustible Toquero, que ganó la espalda a su marcador y se presentó solo ante el portero para soltar un zapatazo salvador. El jugador más limitado técnicamente de todos cuantos estaban en el campo, dio una lección de alto nivel culminando una jugada con sencillez: anticipación, velocidad y remate; sota, caballo y rey. Si lo hace Ronaldo se dice que los cracks hacen fácil lo difícil. Pues lo hizo Toquero y le dio los tres primeros puntos al Athletic; puntos de oro, de tranquilidad, de esos que tanto se suelen echar de menos si no se tienen allá por el mes de febrero. Lo dicho: subcampeones, calificados para Europa y con el primer partido de Liga ganado. La vida será bella al menos durante los próximos quince días.

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viernes, 28 de agosto de 2009

Volver a empezar

Por decirlo con una profundidad argumental similar a la que suele emplear Caparrós: todo lo que no mejora, empeora. En esas está el Athletic. Ha comenzado la tercera temporada consecutiva a las órdenes del mismo técnico y, lejos de apreciarse mejoría o evolución, solo se ve estancamiento y, por lo tanto, retroceso.
Con agosto agonizando, con el periplo futbolístico veraniego finalizado y en vísperas de una nueva Liga, ha llegado el momento de volver a empezar para todos.
A la hora del resumen del verano, obviando los amistosos y los bolos de Isla Canela, puede decirse que el Athletic ha saldado estos dos meses con una heroica calificación europea, eliminando, no sin extraordinarias dificultades, a dos leyendas del fútbol mundial como el Young Boys y el Tromso, y ha hecho por dos veces un espantoso y sin embargo espectacular ridículo frente al Barcelona, siguiendo en la Supercopa la secuencia lógica que inició en la final de Copa.
Visto lo visto, estamos ante un Athletic escalofriante, por los escalofríos que produce asistir a sus exhibiciones, donde uno no sabe si es más patético el juego defensivo o el de ataque; si es preferible quedarse con los fallos de Ocio en su propia área o con la desidia de Yeste en el centro del campo. Y ello sin pararse siquiera a pensar en la lamentable dirección técnica desde el banquillo y las decisiones respecto a las sustituciones, cada una más surrealista que la anterior.
Nunca en su historia había llegado el Athletic a un comienzo de Liga con semejante unanimidad respecto al futuro del entrenador. Escalofriante, sin duda.
Pero la cosa no es de ayer. El verano ha sido pródigo en noticias esperpénticas en el seno del Athletic. Si un directivo dimite, el otro dice que el presidente hace locuras; si el presidente anuncia que busca un perfil joven para dirigir Lezama, un mes después ficha a Irureta después de recibir las negativas de Ziganda y de Amorrortu. Pero no pasa nada. A fin de cuentas, hace tiempo que la afición no se cree nada y donde le dicen que se ha fichado a un nuevo coordinador de Lezama, traducen que lo que se ha adquirido es el relevo de Caparrós en el banquillo, y se pone a apostar sobre cuándo va a ser efectivo ese relevo, porque de lo que no tiene ninguna duda es de que se producirá más temprano que tarde. Y ello pese a la natural reticencia del presidente que ya se ha apresurado a ratificar su "total confianza" en Caparrós en letras de molde.
Ni siquiera la patética demostración de Tromso le habrá hecho cambiar de idea, aunque debiera ser motivo suficiente para tomar una determinación. Claro que pedir determinaciones a esta directiva es como pedirle a Caparrós que haga una apuesta por el fútbol y se olvide del patadón y de las trampas de tahúr.
El domingo empieza la Liga y no hay una sola razón para acudir a San Mamés con la ilusión por lo nuevo, con el espíritu del volver a empezar. Con el equipo calificado para Europa, bien es verdad que de mala manera, con un par de prometedores chavales dando sus primeros pasos, con toda la temporada por delante... el aficionado vive sumido en el pesimismo porque ve que el juego de su equipo es tan incomprensible como las condiciones de las diversas televisiones para ver el fútbol en casa esta temporada.
Esta tarde el Athletic acudirá al circo. Prefiero ahorrarme el chiste fácil.

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