domingo, 28 de septiembre de 2008

El Athletic tiene un problema muy serio

No mereció el Athletic una derrota tan cruel como la sufrida ante el Getafe. Por juego y ocasiones, los de Caparrós debieron haberse marchado a casa con una goleada a su favor, pero fallaron una riada de oportunidades que difícilmente volverán a disfrutar en otro partido. Se dirá que jugando así el balón acabará por entrar, pero eso solo sería cierto si los rojiblancos demostraran arriba un instinto asesino que no han enseñado hasta el momento. Lo que puede ocurrir por el contrario es que el Athletic siga jugando así y llevándose decepciones como la de este partido. Por establecer una comparación, aunque resulte odiosa como dice el aserto, el Barcelona dispuso el sábado ante el Espanyol de una docena de ocasiones claras de gol y acabó ganando a última hora, de mala manera y de penalti. Pero a los jugadores de Guardiola se les ve puestos y dispuestos a romper la red de la portería rival en cualquier momento. Ellos sí pueden hablar de mala suerte, porque solo la mala suerte les impidió golear en el Lluis Companys
También los jugadores del Athletic pueden apelar a la mala suerte para justificar el fiasco, pero harían muy bien si se fijaran además en su propia incapacidad y torpeza ante la portería contraria. La ocasión fallada por Del Olmo, o la patada al aire de Vélez en el primer tiempo cuando Iraola le regaló un centro que le dejó solo ante la portería en el punto de penalti, constituyen dos ejemplos muy ilustrativos. Puedes rematar a gol y encontrarte con el palo o con el culo de un defensa, o puedes proclamar ante el mundo tu impericia al tratar de rematar a gol. Esa es la diferencia.
El Athletic tiene un problema muy serio, es más, yo diría que el Athletic tiene la madre de todos los problemas que pueden aquejar a un equipo de fútbol: la falta de gol. A un delantero la voluntad y el espíritu de lucha se le suponen, como se le debería suponer el olfato goleador. Pero los atacantes rojiblancos están resfriados y sus pituitarias no captan el aroma de la portería. Unas veces tiran al muñeco (el portero del Getafe se encontró con tres o cuatro balones en las manos), otras la envían fuera y en algunas ocasiones ni siquiera aciertan a conectar el remate. Mal asunto.
Claro que el Athletic mereció ganar y ello a pesar de que desperdició la primera media hora del partido jugando exactamente como no debía jugar el equipo que había elegido Caparrós. Media hora tardaron los rojiblancos en entender que tenían un centro del campo de toque, con las incorporaciones de Orbaiz, Yeste y Gabilondo en los puestos de Javi Martínez, Gurpegui y Susaeta. Pese al cambio de hombres los balonazos fueron la moneda corriente en el primer tercio del partido hasta que los rojiblancos vieron la luz y empezaron a hacer daño, sobre todo por la banda derecha con Iraola y David López, a base de quedarse con el cuero y tocarlo una y otra vez. El Getafe, que hasta entonces no había hecho nada digno de mención a pesar de tener más el balón, reculó y comprobó incrédulo cómo desperdiciaba su rival un chaparrón de ocasiones.
La cosa siguió igual en la continuación. El Athletic jugando mejor, creando más y fallándolo todo y el Getafe cada vez más conservador. La sustitución de Yeste por Javi Martínez fue el comienzo del fin para el Athletic. Según explicó Caparrós después del partido, el jugador le había pedido el cambio porque estaba arrastrando algunas molestias. El técnico no acertó con la solución. El cambio tuvo consecuencias nefastas para los rojiblancos, que aflojaron en su hasta entonces manifiesto dominio. Luego, la entrada de Del Olmo en el lugar de Gabilondo sirvió para que el respetable y el propio interesado apreciaran las notables diferencias que hay entre la Primera y la Segunda División. El tercer cambio, el que dio entrada a Iñigo Vélez en el lugar de Jon Vélez, puso de manifiesto la cruda realidad de este Athletic. Esto es lo que hay. Un día cedes a un delantero al Numancia para que se vaya haciendo porque a tí no te hace falta, y un mes más tarde ese mismo delantero salta al césped de San Mamés a ver si arregla el partido en los últimos diez minutos. Mientras tanto, Susaeta calentó bonitamente en la banda con el preparador físico durante todo el segundo tiempo.
Pero lo peor de todo fue que tuvo que venir Casquero a explicar cómo se puede ganar un partido marcando un gol sin tener una sola ocasión a lo largo de noventa minutos. El Getafe aprobó el examen sin estudiar y los rojiblancos se quedaron de rodillas de cara a la pared. Con cara de bobos. Lo dijo su entrenador en la sala de prensa.

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viernes, 26 de septiembre de 2008

No es cuestión de sistemas

Si lo llega a meter digamos que Messi o Cristiano Ronaldo, habría un consenso general para elogiar el gesto técnico y la excelente visión panorámica del rematador. Como lo metió David López, no hay lugar para la fantasía ni para la grandilocuencia y sí para el realismo más descarnado. El gol del Athletic en el Nuevo Colombino fue un churro favorecido por un Asier Riesgo que estaba adelantado a la espera del previsible centro. No es la primera vez que veo al ex realista tragarse un gol de esta guisa. En su antiguo equipo ya le metieron alguno muy parecido. Gracias a ese churro el Athletic salió medio vivo de un partido en el que se comportó con la vitalidad de un cadáver.
Cuando Javi Guerrero adelantó al Recre aprovechando un fallo coral de la defensa del Athletic, me vino a la cabeza una consigna para proclamar ante la hinchada rojiblanca: enfríen la euforia; enciendan las luces rojas. La consigna mantiene su vigencia aún después de que David López lograra el empate. Todo lo apuntado ante el Valladolid quedó en agua de borrajas en Huelva. Lo preocupante es que no se trata de una cuestión de sistemas, de nombres o de hombres, como algunos pretenden conducir el debate. Se trata de algo más profundo y por lo tanto de más difícil solución.
Repitió Caparrós la alineación que tan buen resultado le dio ante el Valladolid a decir de algunos. Por primera vez desde que está en el Athletic el técnico repitió equipo. Habló de continuidad y cosas así. La convicción le duró cuarenta y cinco minutos. El equipo que tan aseadamente se deshizo del Valladolid, se limitó a vagar como alma en pena por el césped del Colombino. Pelotazo va, balonazo viene, se mantuvo vivo solo porque enfrente estaba un Recre que es carne de cañón.
El fracaso empujó a Caparrós a tomar una decisión drástica. Orbaiz por Gurpegui y Yeste por Jon Vélez son dos cambios que deben producir el efecto de un terremoto en la inestable estructura del Athletic. No son dos cambios cualquiera. Modifican el sistema, el dibujo, el esquema y hasta la filosofía del grupo sobre el terreno de juego. El equipo volvía a la idea del delantero único y una elaboración más pausada a partir del manejo de la pelota de los recién incorporados. Pero los cambios no produjeron nada más que más de lo mismo. Y es que no se trata de que juegue éste o aquel, de que el equipo se disponga sobre el terreno de una manera o de otra. Si fuera ese el debate la solución ya habría llegado hace mucho tiempo. Se trata de la calidad individual de los jugadores, de los automatismos que todo equipo tiene que tener más que asumidos, de la convicción en las propias fuerzas, de la interiorización de un perfil de equipo y de un estilo de juego reconocibles. Se trata de todo eso, nada más y nada menos.
El churro de David López y un par de paradones de Iraizoz evitaron al Athletic una situación más que peligrosa incluso a estas alturas de la temporada. Perder en Huelva hubiera sido inasumible, pero celebrar el empate denota lo bajo que está el perfil de este Athletic. Es una buena noticia que el Recre no consiguiera ganar a los rojiblancos en su campo; pocos visitantes tan flojos tendrán en el futuro y si no ganan a este Athletic, ¿a quién van a ganar?. Recre y Málaga, las dos salidas de los de Caparrós, se han saldado con sendos empates. Si el Athletic no gana en esos campos ¿dónde va a ganar?.

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lunes, 22 de septiembre de 2008

¿Ya tenemos lateral izquierdo?

Con la premura habitual, una extensa reflexión de diez minutos y un ojo de lince que para sí quisieran intermediarios, directores técnicos y demás fauna que pulula alrededor del fútbol, el periodismo local ha anunciado que ya tenemos lateral izquierdo en la persona de Balenziaga después de presenciar su partido ante el Valladolid. Me sumo a la moción con el entusiasmo propio del corporativismo militante, aunque me reservo un plazo de al menos media docena de partidos para confirmar si el chaval es capaz de dar continuidad a lo hecho ante los albivioletas. Maneras tiene, y buena pinta también, bastante buena pinta, sobre todo a la hora de subir la banda con criterio y centrar con temple. Suyo fue el centro del gol de Llorente, prácticamente el único de todo el partido en el que la trayectoria del balón daba ventaja al delantero sobre el defensa, y suyo fue el centro, malo, que provocó el penalti que cerró el partido. Pero insisto habrá que verle ante extremos más peligrosos que el que le tocó el domingo en suerte y ante laterales más ambiciosos y más contundentes. Jon Vélez, sin ir más lejos, me pareció Van Basten en el partido contra el Málaga en el Colombino, comparación que ya no se puede sostener ni de lejos, evidentemente, aunque el chaval aporta un trabajo y una presencia física que agradece, sobre todo, Llorente. El día en el que Vélez, además, aproveche para marcar cuando se queda solo con el balón en los pies en el área pequeña, como le ocurrió ante el Valladolid, habrá dado un paso decisivo en su carrera.
También empezará a justificar su fichaje David López si repite con más asiduidad el juego que desplegó los veinte minutos anteriores al descanso, cuando permutó su posición con Susaeta. Fue casi el mejor rato que ha dado el riojano desde su llegada el año pasado, demasiado poco para un fichaje que tanto ilusionó.
Bastó que estos jugadores se aproximaran al ritmo y al nivel que se le de debe suponer a un jugador del Athletic, para que los de Caparrós lograran la primera victoria de la temporada, esa que es ten necesaria para calmar los nervios, elevar la autoestima y desterrar las dudas que tienen todos los equipos en el estreno de la competición. Los rojiblancos lograron una victoria justa, merecida y hasta corta a costa de un Valladolid que fue mucho menos de lo que se esperaba.
Pero la alegría por el triunfo o tiene que devenir en euforia. Es normal que la gente salga del campo con la última impresión, la de todo un segundo tiempo en el que el Athletic jugó con holgura y sin ningún temor por el resultado, pero conviene recordar los primeros veinticinco minutos del partido y aun todo el primer tiempo, periodo en el que a los jugadores del Valladolid le bastó mantener el orden y recordar las consignas que les habían dado en la caseta para anular el escasísimo y monótono juego de los leones, empeñados en repetir siempre una misma secuencia que consistía en llevar el balón como fuera a uno de los laterales del área grande y desde allí centrar sin más criterio que colocar el cuero delante de la portería.
Gracias a que los de Mendibilar no tuvieron el día más afortunado, incluso con tan escaso bagaje el Athletic debió irse al descanso en ventaja si el árbitro no se equivoca anulando un gol en la última jugada por un fuera de juego inexistente, y por la buena actuación del portero, el mejor del equipo castellano. Luego, cuando al comienzo de la segunda parte llegó el gol de Llorente, gracias a que Susaeta y Balenziaga entendieron al mismo tiempo que el juego por la banda es algo más que llevar la pelota y centrar al buen tun-tun, todo fue mucho más fácil para el Athletic. El Valladolid no tuvo más remedio que abrirse y lo hizo en canal. Con un poco más de puntería o de suerte, los leones le pudieron hacer una avería muy seria. Al final la cosa quedó en una victoria aseada y suficiente. Una muy buena noticia para un Athletic necesitado de sonrisas. Los de Caparrós tendrán el jueves en Huelva una excelente oportunidad de ratificar todo lo bueno que enseñaron el domingo y borrar todo lo malo que exhibieron en Málaga. Todo les hará falta a la vista del calendario que les espera a continuación.

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viernes, 19 de septiembre de 2008

Pelillos a la mar

La presunta iniciativa de un grupo de socios que pretenden exigir responsabilidades a Fernando Lamikiz y su Junta por al 'caso Zubiaurre', no tiene viso alguno de prosperar. El afán de notoriedad, las ganas de Lamikiz de meter el dedo en el ojo de Astiazarán plantándole la presentación del jugador el mismo día que la Real celebraba la junta de accionistas que nombraría presidente a Fuentes, la inconsciencia y el increíble error de un profesional del derecho y entonces ya avezado directivo del fútbol al que se le suponía un suficiente conocimiento del terreno en el que se movía, les ha costado a los socios del Athletic 5 millones de euros, además de una considerable vergüenza y una sensación de ridículo que produce escalofríos. Hasta en estos tiempos en los que, como diría Aurtenetxe, se le ha perdido el respeto al dinero, la cantidad es muy importante. Utilizando el 'patrón fútbol' para entendernos, valdría para fichar a un buen jugador.
Pero esa cifra desaparecerá por el sumidero del balance, como tantas otras. El Athletic puede con todo.
La nota publicada por la actual directiva en la web del club no deja lugar a la duda , sobre todo en su último punto, donde textualmente viene a decir que lo pasado, pasado está, que hay que mirar adelante y que pelillos a la mar. Si el redactor o inspirador de tal nota fuera el superior de un monasterio cisterciense, el texto transluciría bondad, generosidad y caridad cristiana, amen de un afán de superación y un elevado espíritu solidario. Pero tratándose de quienes de tratan, un resumen procaz sería: entre bomberos no nos pisamos la manguera o, dicho de manera más fina, no deseemos a nadie lo que no deseamos para nosotros.
La obligatoriedad de avalar un porcentaje del presupuesto que atañe a los directivos de las entidades de fútbol profesional que todavía conservan la forma jurídica de clubes deportivos (Athletic, Osasuna, Barcelona y Real Madrid), pretende garantizar la responsabilidad que en el caso de las Sociedades Anónimas se establece por otras vías. La norma, a mi juicio, es discutible cuando menos, porque, entre cosas, limita de manera extraordinaria el acceso a la dirección de los clubs solo a aquellos socios que pueden disponer de un aval ciertamente importante. Pero es discutible, sobre todo, porque hasta la fecha no ha tenido plasmación práctica en ningún caso, pese a que sea de dominio público que las economías de los cuatro clubes afectados no están precisamente boyantes.
Centrándonos en el Athletic, la historia demuestra que la práctica habitual ha dejado en agua de borrajas el asunto del aval. La transformación de los clubes en sociedades anónimas comenzó a gestarse en los tiempos en los que Aurtenetxe era presidente del club rojiblanco. El Athletic y los otros tres clubes citados anteriormente quedaron exentos de la obligación por ser entonces los únicos que no presentaban deudas insostenibles en sus cuentas. Fue una especie de premio que, sin embargo, vino con el regalo oculto de la obligación de los directivos de avalar el 15 por cien del presupuesto. Aurtenetxe y su Junta se libraron porque sus balances fueron siempre positivos, pero al acceder Lertxundi a la presidencia, se vio obligado a depositar el famoso aval, porque al ser 'nuevo' no tenía los antecedentes inmaculados de su predecesor.
Y fue entonces cuando en el Athletic se inauguró una dinámica que ha continuado hasta nuestros días con una única excepción. Para empezar las directivas entrantes no suelen tener la misma visión de las cuentas que las directivas salientes. Donde unos ven un balance inmaculado, los otros descubren algo muy parecido a la ruina, de lo que cabe deducir que la elasticidad del Plan General Contable es sólo comparable a la del chicle. Así, en las elecciones de 1994 la candidatura de Arrate, cuya responsabilidad económica estaba en manos de un José Luis Marcaida a quien el rigor contable, como el valor en la mili, se le supone, denunció la política económica llevada a cabo por Lertxundi, a quien, por cierto, por primera vez en la historia una Asamblea le negó el presupuesto, después de aprobarle el balance, lo que tampoco dice mucho en favor de los compromisarios. Sin embargo, una vez instalados en Ibaigane, Arrate y los suyos no hicieron ni siquiera amago de ejecutar los avales de sus predecesores e incluso tuvieron que hacer esfuerzos para calmar a quienes pedían su ejecución en la plaza pública.
La transición entre Arrate y Uria fue mucho más tranquila por su carácter continuista, pero la tormenta se desató cuando Fernando Lamikiz accedió a la presidencia tras Ignacio Ugartetxe. El balance que presentó la directiva saliente arrojaba un ligero beneficio en torno al medio millón de euros pero, reformuladas las mismas cuentas por los entrantes, descubrían un déficit de once millones de euros, un caso digno de estudiar en la London Schools of Economics. La primera Asamblea de Compromisarios bajo la presidencia de Lamikiz constituyó así un homenaje a Kafka con una puesta en escena deslumbrante en la que destacaba la presencia de la directiva saliente dividida en dos grupos: unos en la primera fila del patio de butacas defendiendo su versión de las cuentas, y otros ¡en la mesa presidencial! que las desmentía y exigía responsabilidades, bien sea con la boca pequeña y lavándose las manos en la palangana de la voluntad soberana de la Asamblea. Por dos votos los Compromisarios aprobaron no ejecutar los avales. Todavía me pregunto que hubiera sucedido con los 'ejecutables' que estaban sentados justo al lado del 'verdugo'.
Hemos llegado al último capítulo, por ahora, el de la transición Lamikiz-García Macua, Ana Urquijo mediante, y las aguas han retornado a su tranquilo cauce habitual.
Si alguien está pensando todavía en exigir responsabilidades, es mejor que se vaya quitando esa idea de la cabeza cuanto antes. A los presidentes del Athletic sólo la historia les juzgará. ¿No habíamos quedado en que el sillón de Ibaigane es casi tan importante como el de Ajuria Enea?. Pues eso.

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jueves, 18 de septiembre de 2008

Dos estratégicos renovados

La directiva del Athletic ha anunciado la ampliación del contrato de Javi Martínez y de Fernando Amorebieta, dos de los jugadores a los que García Macua calificó de estrátegicos, o sea, lo que la gente del fútbol siempre ha llamado intransferibles. Será que García Macua no domina el lenguaje del fútbol, o tal vez que quiere aportar, además de imaginación en la contabilidad, un nuevo léxico.
Los acuerdos a los que han llegado ambos jugadores con el club constituyen una buena noticia porque permiten visualizar en forma de contrato esas promesas de amor eterno a los colores, tan habituales entre los futbolistas. En estos tiempos en los que los los divorciados/as, forman parte de nuestro paisaje cotidiano, hasta los amores más tórridos requieren del correspondiente certificado para que tengan cierta dosis de credibilidad.
Pero así como los amores certificados y sellados hasta la eternidad ante el juez o la Santa Madre Iglesia, son susceptibles de acabar muchísimo antes de la fecha de caducidad prevista, los contratos de los futbolistas de hoy en día vienen a ser poco más que papel mojado a efectos amorosos. Que se lo pregunten sino a Robinho, o a Cristiano Ronaldo, por referirme solo a los dos casos que más han dado que hablar este verano: dos historias de amor y odio con idéntico guión aunque distinto desenlace.
Bienvenida sea la renovación de Martínez y Amorebieta y, como se suele decir en estos casos, que los disfrutemos con salud y por muchos años. Y, sobre todo, que jueguen muy bien pero que no destaquen demasiado, no vaya a ser que se fijen en ellos los tiburones que están comprando todo el fútbol mundial y acaben uno en Kiev y el otro Londres, por decir dos sitios al azar. Claro que también podría darse el caso de que antes de que finalicen estos contratos llegara al Athletic una directiva deseosa de hacer caja para poder amarrar a los valores de la cantera (los estratégicos del futuro) y tener liquidez para fichar a las estrellas vascas en el exilio. Que todo puede pasar, como muy bien sabemos los que seguimos al Athletic, y si hoy te juro amor eterno, estratégico de mi corazón, no olvides que mañana, cariño, puedo encontrar otro estratégico más estratégico que tú, y si te he visto no me acuerdo. Que el balance es el balance y a ti te encontré en la calle.

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martes, 16 de septiembre de 2008

La Fundación (The Film)


Desde que Javier Uria tuvo la idea de crear una Fundación en el Athletic han sido varios los directivos de diversas Juntas a los que he pedido que me explicaran de manera sencilla y en pocas palabras para qué sirve y cómo funciona la Fundación del Athletic. Tiendo a desconfiar de aquellos asuntos que requieren una explicación larga y farragosa (salvo que estemos hablando de la Fuente de Espalación de Neutrones, y aún así...). Si Einstein resumió su teoría de la relatividad en algo tan sucinto y preciso como E=mc2, no veo por qué hacen falta más de un par de oraciones subordinadas para explicar la Fundación del Athletic. Pues bien, ninguno lo consiguió e incluso algunos entraron en contradiciones, pero ese es otro cantar. Entre lo que me explicaron unos y otros conseguí deducir que, básicamente, la Fundación le sirve al Athletic para afrontar el gasto de todo su fútbol base o, por así decirlo, todo aquello que no es el primer equipo. Y para lograrlo, la Fundación se dota de fondos procedentes de empresas que traducen sus donaciones económicas en deducciones de impuestos. Palabras mayores porque afectan no solo al Athletic sino a toda la sociedad.
Debo de confesar que cuando me hablan de la Fundación no puedo evitar que venga a mi mente la imagen de Marlon Brando vestido de esmoquin acariciando un gato que sostiene en sus brazos. La Fundación me suena a título de cine negro, a misterio que que no se quiere desvelar. Nadie ha visto nunca las cuentas de la del Athletic. Hubo en su día hasta un cambio de gerente que nadie se molestó en explicar (¿cuántos socios rojiblancos pueden decir así, a botepronto, como se llama el actual gerente de la Fundación?), sólo los iniciados saben quiénes trabajan ahí, si es que hay alguien trabajando, ni cuanto cuesta, por supuesto. En cuanto a las empresas que aportan dinero, las hay de varias categorías según se aprecia en la cartelería oficial, pero ha habido entradas y salidas, idas y venidas nunca explicadas del todo, pero casi siempre producidas en función de simpatías o antipatías con la Junta Directiva de cada momento, no con el Athletic.
Nadie ha visto nunca las cuentas de la Fundación, aunque éstas hayan incidido muy directamente en las del Athletic. En un primer momento para justificar un déficit en el club, provocado, según se dijo, por la necesidad de dotarla de fondos para que pudiera iniciar su andadura.
Pero la sorpresa ha llegado ahora, en forma de unos oportunos 4,5 millones de euros que han servido para que el Athletic cierre el balance con un superávit de 33.000 euros. Según los responsables del club, este dinero le sirve para financiar el fútbol base (¿no habíamos quedado en que esa era la función para la que se había creado la Fundación?) y a cambio el club ha derivado algunos ingresos de patrocinadores hacia la Fundación, porque así dichos patrocinadores desgravan más. García Macua ha resumido todo esto con una de esas frases que se obtienen en ese juego en el que vas enlazando de manera aleatoria párrafos contenidos en cuatro columnas: "La interacción ha sido beneficiosa para los dos estamentos. Ha servido de mecanismo para sujetar la relación con el entorno económico y civil", ha dicho el presidente con la convicción con que el ministro Trillo gritó ¡viva Honduras!.
Resumiendo:
La Fundación se creó para financiar el fútbol base pero prefiere entregar su dinero al Athletic para que lo haga el Club.
La Fundación obtiene su capital en forma de donaciones de empresas, pero el Athletic prefiere cederle además los ingresos que percibe de sus propios patrocinadores porque así, estos, desgravan más. ¿Tenemos que deducir por lo tanto que lo que comienza siendo una transacción comercial, acaba convertido en donación con el consiguiente beneficio fiscal?. Por ejemplo, si Petronor y el Athletic acuerdan el pago de una cantidad por el espacio publicitario en las camisetas (compraventa sujeta a unos impuestos) la empresa petrolera lejos de pagar, desgrava impuestos transformando ese precio a pagar al Athletic en una donación para la Fundación, aunque finalmente ese dinero revertirá directamente en las cuentas del Club. ¿Tiene algo que decir al respecto el diputado de Hacienda?.
El Athletic se hace cargo de diversos gastos de la Fundación porque el Club descuenta más IVA. Repítase aquí la retórica pregunta anterior, pero no espere una respuesta. Está blowing in the wind, mientras Marlon Brando, con esmoquin y pajarita, sigue acariciando a su gato.

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lunes, 15 de septiembre de 2008

El único resultado posible

Es lo que tiene el perder el primer partido. Los equipos derrotados en la jornada inaugural de la Liga se llenan de ansiedad por quitarse el cero de encima cuanto antes, si puede ser sumando la primera victoria, esa que rompe el hielo, mucho mejor. No en vano la primera suele ser una de las victorias más celebradas en la intimidad del vestuario. Si pensamos en el Athletic y en cómo cayó derrotado la primera jornada, la ansiedad debe de ser mucho mayor. No es de extrañar por lo tanto que en Málaga los rojiblancos buscaran amarrar como fuera el punto que regala la Federación. Lo consiguieron y habrá que darlo por bueno sobre todo porque jugando como jugaron los de Caparrós, sólo podían aspirar al empate. Como el Málaga hizo otro tanto o menos, en La Rosaleda se dio el único resultado posible: empate a cero.
Fue un partido con pocas noticias aunque, en cierta forma, las escasas que se produjeron fueron favorables para el Athletic. Para empezar, ya sabemos que el Málaga será, salvo milagro en el mercado de invierno, uno de los equipos que quedará por detrás del Athletic al final de la temporada. Ya lo sospechamos cuando vimos a los andaluces perder ante los rojiblancos en la pretemporada, aquel partido en el que Jon Vélez pareció Van Basten en un par de jugadas, y el domingo las sospechas se tornaron certezas. Claro que esa buena noticia también tiene su reverso. Si el Athletic no fue capaz de sumar los tres puntos ante semejante rival, ¿dónde conseguirá sumarlos?.
La otra y última buena noticia fue el debut de Iturraspe y Balenziaga, dos chavales con buena pinta que, sin deslumbrar, hacen concebir esperanzas de que acabarán instalándose en el primer equipo esta misma temporada. El lateral lo tiene más fácil, porque para eso lo han fichado y ya sabemos en qué consideración tiene Caparrós a sus dos rivales para el puesto. El técnico ya proclamó que el lateral izquierdo está ahí para el que quiera cogerlo, así que Balenziaga lo tiene claro. El chaval mostró buenas maneras y algunos detalles interesantes, que es lo que se suele decir cuando un debut no viene acompañado de fuegos artificiales. Uno, que a estas alturas ya ha visto muchos estrenos en el Athletic, presume de tener buen ojo para los nuevos, así que me voy a mojar: Balenziaga puede ser un buen lateral para el Athletic; sin alardes pero cumplidor, que no será poco.
Iturraspe lo tiene más difícil pese a que parece el ojito derecho del entrenador, a juzgar por como lo ha promocionado durante todo el verano. Lo tiene más difícil porque su sitio en el campo es más complicado y porque tiene más competencia. Pero también parece un jugador en disposición de luchar por el puesto siempre que no le caiga demasiada responsabilidad y que la sensatez prevalezca en todos los ámbitos, empezando por él mismo, siguiendo por el entrenador y acabando por el público. La palabra clave es paciencia. No sobran futbolistas en el Athletic y a primera vista y a la espera de más exámenes, parece que Iturraspe lo es, de acuerdo con la clasificación que hacía un antiguo entrenador del Athletic que dividía a su plantilla entre futbolistas y no futbolistas.
Y hasta aquí las buenas noticias que produjo un partido miserable en el que de fútbol sólo se vio el primer cuarto de hora de la segunda parte cuando el Athletic decidió mover el balón en lugar de usarlo como un proyectil. El punto palía un tanto la ansiedad que produce ver un cero en el casillero, pero es sólo una sensación momentánea. A medida que transcurra la semana, volveremos a sentir esa extraña sensación de ahogo en la garganta. El domingo llega el Valladolid, que ya lleva trabajo adelantado después de ganar con todo merecimiento a un Atlético de Madrid que parecía dispuesto a comerse el mundo. Está claro que aquí nadie se come nadie, pero es imprescindible morder mucho más de lo que lo hizo el Athletic en La Rosaleda.

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jueves, 4 de septiembre de 2008

Lo de la publicidad no es cómo empieza...

Debo de confesar que el domingo en San Mamés, de lo que menos me acordé fue de la publicidad en las camisetas del Athletic, entre otras cosas porque desde la grada, y no estoy demasiado lejos del césped, apenas se ve en el pecho de nuestros chicos. Y tampoco me acordé, porque creo que la polémica que se ha suscitado desde que se supo que Petronor iba a acabar por fin con la 'virginidad' de las rayas rojiblancas, es un tanto artificial o, cuando menos, muy forzada. La inclusión de publicidad en las camisetas se aprobó en dos Asambleas de Compromisarios, una en tiempos de Lertxundi, ya ha llovido, y otra, más reciente, en la presidencia de Lamikiz. Los contrarios a la publicidad han llegado a apelar a la legitimidad de los Compromisarios para adoptar una decisión este calibre que, a su juicio, debería haber sido sometida a un referéndum entre todos los socios. La Asamblea de Compromisarios es un foro digamos que pintoresco, por no utilizar un término hiriente, pero es lo que hay, lo que tenemos y lo que, al parecer, ninguna Junta Directiva está dispuesta a cambiar. Y casi mejor que sea así, porque algunas propuestas que he oído alguna vez son como para echarse a temblar.
La publicidad en las camisetas estaba aprobada por el órgano que los estatutos del club definen como soberano, así que por ese lado no hay mucho que decir. Ahora bien, conviene recordar que en el presupuesto de la pasada temporada había una partida de 3millones de euros por este concepto, es decir, que ya tenemos un agujero por esa cantidad, lo que acrecienta el misterio sobre cómo ha conseguido la Junta cuadrar las cuentas con un ligero beneficio.
La Junta cifró en 3 millones el precio de las camisetas e incluso el señor Zárate, directivo encargado de los números, dijo al término de aquella Asamblea que el contrato era cosa de una semana. Se equivocó en casi doce meses y en un millón al año, pero bueno, podríamos encontrar 'equivocaciones' más espectaculares en la gestión de la actual Junta, que se traducen en varios millones de euros. Ninguna novedad por ese lado.
Y es éste el tema que de verdad debería de preocupar a los socios del Athletic porque salvo milagro deportivo, éste con Petronor será el mejor contrato de publicidad que firmará nunca el club. Me explico. Este primer contrato ha sido negociado con mimo y paciencia, jugando con el valor añadido de 'la primera vez' y cuidando, estoy seguro, no solo la identidad del anunciante sino el detalle del diseño final. Y con todos estos factores, ha conseguido un millón menos por año de lo calculado inicialmente. Una vez roto el fuego, lo siguiente será peor. No hay más que mirar alrededor y ver los espantajos que lucen los demás clubes, que nos llevan años de ventaja en la degradación de la imagen. ¡Y a qué precios!.
Y hay un daño colateral que no se ha manifestado todavía pero empieza a haber indicios de que ya se está produciendo. La demora en la firma del contrato con el nuevo proveedor de ropa deportiva, Umbro, podría obedecer a la peculiar interpretación temporal que hace García Macua de la palabra 'inminente', pero me temo que hay algo más profundo que esa versión del venezolano 'ahorita mismo' con el que se toman las cosas en Ibaigane. A lo mejor los de Umbro están calculando cuántas camisetas del Athletic con el pegote de Petronor podrán vender en las tiendas, dada la peculiar idiosincrasia del aficionado rojiblanco. Bonito dilema.

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miércoles, 3 de septiembre de 2008

La pretemporada

In illo tempore, en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, el Athletic hacía sus pretemporadas en Larrauri y los jugadores se guardaban las galletas del desayuno para llevarlas a sus casas. Después, a finales de los sesenta, Ronnie Allen se llevó algunas veces a sus chicos a correr a la playa, lo que se interpretó como una rareza de ingleses que fue estupenda y un hallazgo cuando el Athletic quedó segundo en la Liga y una tontería más de Ronnie cuando le echaron al año siguiente. El periodismo deportivo nunca ha destacado por la consecuencia de sus ideas sino por hacer juego con lo que dicta la plebe desde la grada, que al fin y al cabo la plebe es la que compra y lee los periódicos, (o lo hacía hasta ahora). Luego, con la construcción de Lezama en la primera mitad de los setenta, el Athletic aprovechó sus instalaciones para entrenar durante el verano, lo que fue la envidia del resto de los clubs que, poco a poco, fueron construyendo sus 'ciudades deportivas' a imagen y semejanza de las instalaciones rojiblancas.
Fue otro inglés, Howard Kendall, quien trajo al Athletic la moda de las pretemporadas lejos de casa. Como buen súbdito de su graciosa majestad, el bueno de Howard debió de llegar a Bilbao con la idea de que España en verano es sol y moscas, y argumentó con la idea de evitar el calor para llevarse al equipo a Holanda, un país que, además de un verano más benigno, ofrece unas magníficas instalaciones deportivas, campos de fútbol de hierba cuidada en los pueblos más diminutos y un amplísimo catálogo de rivales de todo tipo y condición, dispuestos a hacer de sparrings acoplándose incluso a las necesidades o los deseos del equipo con el que concertaban sus amistosos. Con el tiempo los holandeses han acabado montando un bonito negocio con las pretemporadas sobre todo de equipos españoles, al estilo del que tienen montado los ingleses con los miles de estudiantes que cada verano viajan a la isla a aprender el idioma.
Lo de las pretemporadas en Holanda ha dado para mucho,incluso para aquel escándalo sexual de Alexanco en Papendal, lugar al que por cierto el Athletic ha ido en varias ocasiones.
Después de aquellas primeras experiencias con Kendall, puede decirse que en el Athletic ha habido de todo en los veranos posteriores. Iribar, Clemente o Sáez prefirieron quedarse en Lezama, mientras que los entrenadores venidos de fuera, optaron por un modelo de pretemporada que cabría calificar de curioso, por emplear un término neutro. Así, Heynckes se llevó al equipo a Alemania, lo mismo que Stepi, serbio de origen pero alemán de hecho, mientras que Luis Fernández eligió Francia, como ahora, Caparrós se ha llevado al Athletic a Huelva, ¡qué casualidad!, lo que confirma por una parte que las pretemporadas tienen menos de base científica que de capricho, u otra cosa, del entrenador de turno, y que, tratándose de fútbol, nada más fácil que encontrar una explicación que justifique una decisión y su contraria. Por poner un ejemplo: hace apenas dos o tres años lo fundamental, lo decisivo para la suerte del curso, era que el equipo estuviera unos días de verano en el monte. ¿Se acuerda alguien de Tignes?.
La novedad de este año, aparte de la broma de llevar al equipo a un lugar donde los mosquitos muerden y convertir los entrenamientos (o lo que fueran) en un nuevo espectáculo playero para marujas, marujos, niños y jubilados, ha sido el alto número de partidos (16) que ha jugado el Athletic hasta conseguir que en todo el mes de agosto la plantilla al completo solo haya podido realizar tres entrenamientos en Lezama (ahora dice Caparrós que hay que echar horas). Partidos que en su inmensa mayoría han servido para bien poco y que en algunos casos, como los disputados en Marruecos (consideraciones de índole política al margen) han sido trampas para osos de los que, afortunadamente, los jugadores han salido más o menos bien parados. Por no hablar de la organización, con largos viajes horas antes del encuentro, que en algunos casos, como en Tenerife, llevaron al equipo al estadio con el tiempo justo para jugar, después de improvisar una comida en el aeropuerto y sin el preceptivo descanso previo.
Todo se ha justificado desde la directiva por la prioridad de 'hacer caja', que ha cifrado en medio millón de euros desembolsados por Mediapro. Sin ánimo de llamar mentiroso a nadie, semejante cifra me plantea más de una duda, teniendo en cuenta cómo se cotiza en televisión el fútbol veraniego en general y el del Athletic en particular por su carencia de fichajes de relumbrón o jugadores mediáticos que pudieran despertar el interés de la audiencia. Pero la directiva al menos ha dado una explicación; el entrenador, no. De lo que se deduce que la planificación del verano no se ha hecho con criterios deportivos y el técnico lo ha asumido.
Por cierto, tampoco se ha tenido en cuenta para nada a los socios y aficionados, como lo demuestra la supresión por parte de esta directiva del llamado partido de homenaje al socio que se ha venido jugando tradicionalmente en Aste Nagusia. Eso sí, han recuperado la terraza de Ibaigane.

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martes, 2 de septiembre de 2008

Balenziaga se incorpora al debate sobre el lateral izquierdo

Mikel Balenziaga ya es del Athletic. De los cinco millones que el Mallorca ha pagado por Aduriz y que servirán para construir el nuevo campo, provisionar el pago de Zubiaurre a la Real (¿no estaba ya anotada esa cantidad en los dos últimos presupuestos?), amarrar a los valores propios o fichar un día de estos a Xabi Alonso y Arteta, según interese contar en cada momento a García Macua o Caparrós, cada vez más metidos ambos en los papeles de José Luis Moreno y Monchito, ya nos queda uno menos menos, porque Balenziaga ha costado un millón de euros. ¡Vaya por Dios!
Se trata de un lateral izquierdo de veinte años que no ha debutado en la Real, y de cuyas referencias, lo único que he conseguido es que me digan que todo el mundo habla muy bien de él. Menos mal. A primera vista, no suena demasiado bien que un chaval de veinte años de Zubieta no haya jugado siquiera unos minutos en la Real, por mucho que esta Real no sea, ni de lejos, la que fue, en todos los sentidos.
Estoy seguro de que nosotros no tardaremos en ver a Balenziaga en el primer equipo. De hecho, si lo han fichado es para terciar, y a ser posible cerrar, el debate en el lateral izquierdo. El que vaya a tener ficha del Bilbao Athletic es lo de menos; probablemente será producto de una nueva improvisación.
Habrá que estar a la espera de lo que diga Caparrós al respecto después de ver al chaval unos cuantos entrenamientos. Se agradecería que, de paso, dijera también algo de Koikili y Casas, más que nada por aclarar conceptos. Por ejemplo, por hacernos una idea de por qué la gran esperanza blanca del año pasado, Koikili, no esté ni convocado en el primer partido de esta temporada, y Casas, el repudiado que se pasó todo el curso anterior sin dorsal, sea ahora el titular, todo ello con el mismo entrenador en el banquillo.
Con Koikili hubo incluso quien se permitió teorizar y vender la doctrina de que en este nuevo Athletic es posible llegar al primer equipo sin pasar por Lezama, directamente desde el fútbol de bronce, que se decía antes. El chaval de Otxandio era la demostración del aserto hecha carne mortal. A sus veinticinco años dio el salto desde el Sestao hasta el primer equipo del Athletic. Nadie antes, ningún técnico rojiblanco, había sabido apreciar sus cualidades. Bueno, ni rojiblanco ni de ningún otro color. Tuvimos que esperar al advenimiento del actual staff técnico para conocer la verdad revelada. Ahí está ahora el descubrimiento: ni convocado y con otro fichaje llamando a la puerta para ocupar su puesto. Ya dijo Caparrós este verano que el puesto de lateral izquierdo está ahí para quien quiera cogerlo...
El debate se ha centrado en el lateral izquierdo, pero ¡ojo! que en el derecho está Iraola, internacional pero solo, y se supone que no podrá jugar los 38 partidos de competición. Dicen que el suplente es Murillo. Ver para creer.
Hablando de suplentes, Armando se sentó en el banquillo el domingo y Lafuente vio el partido desde la grada. Aranzubia, mientras tanto, se lució con el Depor, pero esa ya es otra historia.

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lunes, 1 de septiembre de 2008

Pitos...y flautas

Que el público pite con intensidad y reiteración en el primer partido de Liga no es lo que se dice normal, aunque en San Mamés ya ha ocurrido antes de ahora. En el debut de Irureta en el banquillo, por ejemplo. Es síntoma de que algo no marcha bien en el club o en su entorno y no es un dato tranquilizador precisamente. Claro que tampoco es del todo normal que al equipo de casa le marquen un gol en el primer corner en contra de la temporada, aunque tampoco esto es del todo nuevo en el Athletic. El presidente Lertxundi fijó en su día el minuto 7 del primer partido de Liga de la temporada 91-92, que se jugó también un 31 de agosto, como el momento en el que se torció todo en aquella temporada. Se refería Lertxundi al momento en el que el sevillista Bengoechea marcó el primero de los dos goles de su equipo en San Mamés, que supusieron la primera derrota del Athletic aquel año. Esperemos que la historia no se repita y que Caparrós tenga la suerte que entonces no tuvo Iñaki Sáez, otra víctima de los bandazos que han venido dando los responsables del club durante todos estos años.
También ahora, como entonces, las aguas bajan un tanto turbias en el entorno del Athletic después de una pretemporada que merece análisis aparte y, sobre todo, el sorprendente traspaso de Aduriz al Mallorca. Tengo para mí que si el Athletic traspasa un delantero al Mallorca es que el fin del mundo está más cerca de lo que vaticinó Nostradamus. El traspaso ha generado además un nuevo debate absurdo en torno al término 'estratégico' que el presidente García Macua ha empleado para definir a aquellos jugadores que toda la vida de Dios las gentes del fútbol les han llamado 'intransferibles'. Será que en el Athletic de hoy en día no mandan gentes del fútbol de toda la vida, o será que el absurdo lingüístico ha invadido un nuevo espacio.
La marejada provocada por el traspaso de Aduriz no se convirtió en tempestad contra el palco, como algunos se temían y otros, tal vez, deseaban, porque, a pesar de todo, los aficionados rojiblancos siguen estando muy por encima de sus dirigentes y sus futbolistas. Y eso que motivos no les faltaban después de una semana de declaraciones y réplicas en las que Yeste tuvo un papel destacado. Por eso se llevó la bronca del público cuando falló el penalti que pudo devolver al Athletic al partido. Por hablar, por fallar y porque en aquel estado de cosas, el público tenía que desahogar con alguien la frustración del traspaso y de la derrota, eso sin contar con lo que se le avinagra el carácter al personal el último día de agosto.
Antes, algunos lo habían intentado con Casas, pero se impuso el sentido común. Hubiera sido excesivo e injusto endosar la responsabilidad del fracaso a un chaval al que el año pasado le dijeron que se buscara la vida y en el que Caparrós sigue sin confiar ("el puesto de lateral izquierdo está ahí para el que lo quiera coger", ha llegado a decir el técnico). También el mister se llevó su ración por cambiar a Susaeta cuando el pueblo pedía la cabeza de Yeste. Fue otra bronca sin reflexión previa. Susaeta no estaba siendo el peor, pero el cambio podía estar justificado por el cansancio o por cualquier problema físico oculto a la ojos de la grada. Pero la cosa ayer era pitar y entre pitos y flautas el Athletic cosechó su primera derrota del año ofreciendo una imagen lamentable. A lo mejor viene bien para atemperar el optimismo oficial, ese que pone la UEFA como meta. Este equipo es tan poquita cosa y es tan justito que hasta un equipo como el Almería, sin hacer nada, es capaz de decirnos que por mucha planificación, mucha papilla milagrosa y mucha gestión moderna y eficaz, el rey sigue desnudo.

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