miércoles, 22 de octubre de 2008

Ha muerto Ricard Maxench


Me he quedado helado cuando ojeando El Mundo Deportivo he leído que el Barcelona jugará con brazaletes negros contra el Basilea por la muerte de Ricard Maxench. Para los que no lo saben, Ricard Maxench no era un futbolista del Barça, ni un técnico ni un directivo, pero estoy por decir que para el club azulgrana era todo eso y mucho más. Ricard Maxench fue el jefe de prensa del Barcelona, mejor dicho, fue el que inventó la figura del jefe de prensa en la Primera División española. Antes de que Núñez le llevara al Barcelona, en todos los clubes era un empleado de las oficinas el que se encargaba de facilitar la entrada al campo de los periodistas cada domingo facilitándoles una entrada. Nada más. Con suerte en algunos campos había algo parecido a un palco de prensa. En la mayoría veías el partido desde la grada, rodeado de aficionados locales, y después del partido la puerta del vestuario era la sala de prensa. Maxench inventó el cargo aquí, organizó la primera sala de prensa, ordenó las localidades reservadas a los periodistas y delimitó los espacios para cámaras y fotógrafos hasta hacer del Camp Nou un estadio modelo del que luego todos fueron copiando con mayor o menor fortuna.
Conocí a Ricard cuando yo mismo empezaba a viajar acompañando al Athletic como periodista de Egin. Algún compañero más veterano que ya había viajado al Camp Nou, me advirtió antes de aquel primer viaje al coliseo azulgrana: Allí no te preocupes de nada. Vas a la Puerta Cero pides tu acreditación y si tienes algún problema pregunta por Ricard Maxench. Memoricé el nombre, afortunadamente, porque hubo algún problemilla en la puerta, y allí apareció Ricard Maxench, la amabilidad personificada, que resolvió el asunto en menos de lo que se tarda en contarlo.
Después nos fuimos encontrando año tras año, en el Camp Nou y en San Mamés, en los tiempos más duros de la bronca con Maradona, los de la famosa final de Copa y los terribles recibimientos que sufría el Athletic en el campo del Barcelona. Pero Ricard estaba muy por encima de todo aquello. Con él nunca hubo un solo problema ni una mala cara. Lo que estaba en su mano, y con el paso del tiempo, estaba casi todo, lo arreglaba sin darle, ni darse ninguna importancia.
También me tocó mantener con él otro tipo de relación, ya como jefe de prensa del Athletic, cuando teníamos que tratar de otras cosas más complicadas que la asignación de una acreditación o un pase para la sala de prensa. Y me siguió demostrando que era un maestro en eso que se llaman relaciones humanas, las que en el mundo del fútbol se producen desde las alturas del palco de autoridades, hasta las profundidades abisales del vestuario.
Lo mejor que puedo decir de Ricard es que nunca, pero nunca, he oído a ningún periodista, ni de Barcelona ni de cualquier otro sitio, hablar mal de él, y eso, teniendo en cuenta la 'fauna' que formamos los periodistas, es decir mucho. Agur Ricard. Adeu.

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2 comentarios:

Gontzal dijo...

Bonito post Juan Carlos. Que en el mundo del periodismo y el fútbol no se hable mal de alguien parece un milagro, porque cuidado que hay guerras (y sé que la generalización puede ser injusta) en el periodismo en general y el deportivo en particular.

Juan Carlos Latxaga dijo...

Y que lo digas. Este tío fue muy bueno en lo profesional y una buena persona, de esas que saben ganarse el aprecio de la gente.